martes, 23 de noviembre de 2021

PRONUNCIAMIENTOS REDH-PERÚ: «EN ARAS DE PAZ Y PROSPERIDAD»

 







Una vez más la Administración Norteamericana, esta vez bajo la conducción del presidente Joe Biden, propicia una condenable agresión mediante agentes encubiertos dentro y fuera de la isla, contra el heroico pueblo de Cuba, en medio de la pandemia que implacablemente aún azota a todo el mundo.

 

Esta nueva injerencia imperialista que impunemente trata de desestabilizar a la patria de Martí y de Fidel, tiene como caja de resonancia a Mario Vargas Llosa y algunos impresentables

presidentes de nuestra América, quienes, con la complicidad de los medios en su poder, fomentan actividades políticas contra la tranquilidad ciudadana, la paz y el orden social consagrado en la vigente constitución de 2019.

 

El 15-Nov. es otro signo del criminal bloqueo que desde hace más de 60 años ejerce, desoyendo el clamor de la conciencia internacional, el gobierno norteamericano. Bloqueo que trata en vano de doblegar la generosidad y firmeza de un pueblo que ha sabido restañar sus heridas y que mantiene vivo su grito deesperanza de raigambre fidelista:¡Patria o muerte!.

 

Al tiempo de condenar estas prácticas políticas a todas luces injustas de parte del imperialismo norteamericano y sus secuaces, el Capítulo Peruano de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, hace suyo el sentir de los victoriosos versos del 26 de Julio y renueva su solidaridad con el gobierno y el pueblo de Cuba.

 

Lima, 12 de noviembre de 2021.

 

Héctor Béjar Rivera – Hildebrando Pérez Grande – Delfina Paredes – Juan Cristóbal – Winston Orrillo – José Luis Ayala – Gustavo Espinoza – Vicente Otta – Fanny Palacios Izquierdo – Bruno Portuguez – Rosina Valcárcel – Manuel Robles – Milciades Ruiz – Margot Palomino – Francisco Adriazén – Chiara Varese – Luis Rodríguez Reynell – Imelda Chang Navarro – Denis Merino – José Carlos Vértiz – Ana María Intili – Sergio Nolasco – jorge Perazzo – Nicolás Aguilar – Germán Rentería – Jorge Perazzo – Germán Atoche- Sonia Estrada – Ever Arrascue – Margarita Caballero-

 

…siguen firmas///


UN "VIRAJE A LA DERECHA" PODRÍAMOS CONSIDERAR VÁLIDA LA EXPRESIÓN DEL GOBIERNO DE CASTILLO

 



SUELO DISPAREJO, UNIDAD INDISPENSABLE

La reciente renuncia del Ministro de Defensa Walter Ayala a la Cartera de Defensa, ha vuelto a colocar en primer plano el suelo disparejo con el que se maneja el escenario nacional.

 

Cuando un gobierno no puede designar a los mandos castrenses, y cuando el titular de un Portafolio se ve forzado a dimitir porque intentó hacerlo;  queda claro que los  resortes del Poder caminan por una vía distinta a la que se maneja desde la sede Presidencial.

 

Los "poderes fácticos" les llaman a los instrumentos que digitan la política de los Estados, sin tener el derecho formal para actuar de ese modo. Lo hacen porque poseen los recursos indispensables para decidir y disponer. Y están en capacidad de doble• gar voluntades y afirmar decisiones, simplemente porque pueden hacerlo.

 

En los cien días de gobierno de Pedro Castillo esto es algo así como una historia repetida. Ocurrió, cuando el Congreso de la República interpeló al entonces Ministro  de Trabajo  lver Maraví, y se dispuso a censurarlo no por un supuesto "mal desempeño" de su función, sino por un incidente ocurrido en 1980, hace41 años, cuando el  aludido,  entonces  de veinte años, se vio involucrado en un incidente violento ocurrido en Ayacucho.

 

Para que la censura no se consumara, y para que no cayera tanto el titular de la Avenida Salaverry como el Primer Ministro Guido Bellido, el Presidente resolvió cambiar de Gabinete. El hecho fue tomado por algunos como la señal de "un viraje" hacia predios conservadores; y por otros como una debilidad manifiesta. Y fue, por cierto, más lo segundo que lo primero.

 

Si queremos aludir a un "viraje a la derecha" podríamos considerar válida la expresión si la refiriéramos a la Cancillería: el retiro del primer titular de Torre Tagle-Héctor Béjar Rivera-y su remplazo por un diplomático fuertemente vinculado a los núcleos tradicionales de Poder, marcó un nuevo rumbo y generó, en efecto una política internacional distinta, no obstante que, por mandato constitucional, esa función le corresponde al Jefe del Estado.

 

Esa nueva política comenzó con la presencia del señor  Castillo  en la sede de la OEA, en Washington. Y fue alumbrada desde aquí con los fogonazos de las "maniobras militares" celebradas  en Huacho gracias a la presencia de la Marina de Guerra  de los  Estados  Unidos.  Y continuó después, con la actitud de la Cancillería peruana, que se sumó a la campaña contra las elecciones en Nicaragua antes del 7 de noviembre, y que luego diera lugar a su "condena" a las mismas, en el carril de la OEA, y bajo el dictado de Biden.

 

Como telón de fondo de todo ello, estuvo la ratificación de los acuerdos militares con los Estados Unidos y la autorización para el ingreso de tropas yanquis a nuestro suelo; así como la renovación por cinco años de las actividades de USAID en el Perú.

 

Por si fuera poco, el Jefe del Estado ya fue convocado a una así llamada cita que tendrá lugar en Washington entre el 9 y 1O  de diciembre, y en la que "los gobiernos democráticos" del continente sumarán fuerza contra el Proceso Emancipador Latinoamericano. ¿Qué hará Castillo en esa encerrona de roedores programada por la Casa Blanca?

 

En todo caso podrá vanagloriarse que el Perú será sede de la Asamblea General de la OEA prevista para el 2022.  En esa circunstancia, 34 países se reunirán en lo que ha sido considerado por Harold Fhorsyt como "un éxito de nuestra diplomacia".

 

Pero aun este "giro" quedó circunscrito al escenario externo, y no registró un correlato interior más o menos apreciable. Después de todo, siguen en alto las banderas referidas la revisión de los contratos del Gas y la campaña por una nueva Constitución del Estado, únicas garantías de mínima solvencia interna que el país reclama.

 

Pero para que ellas se afirmen, resulta indispensable que  se reajusten algunas conductas que han minado severamente la unidad del Proceso  Peruano. Hay que entender, en primer lugar, que éste, es el resultado de un fenómeno imprevisto, y consecuencia de una situación no preparada. La coalición triunfante en los comicios de junio, surgió de coincidencias naturales. Fue el resultado de la unidad  de dos segmentos marcadamente definidos, pero no contradictorios. La Izquierda Urbana y Capitalina, se sumó a una Izquierda Rural y Provinciana, y ambas forjaron la victoria de Pedro Castillo en la segunda vuelta electoral.

 

No se trató de una "alianza" suscrita entre fuerzas adversarias; sino la suma de voluntades de segmentos amigos en la vida nacional. Fue ésa la semilla de la alianza gobernante que, en realidad, representa a cuatros segmentos que tienen distinto acceso al Poder:  la fuerza  de Castillo,  Perú Libre, la alianza liderada por Verónica Mendoza, y la presencia de sectores no partidarizados, como el titular de Justicia, Aníbal Torres.

 

No se trata  de enemigos  que  se pusieron de acuerdo para compartir gobierno; sino de amigos que resolvieron complementar sus fuerzas para hacer una gestión mejor. ¿Tienen diferencias entre sí?  Si no las tuvieran, no serían amigos, sino que constituirían un todo homogéneo, es decir, un mismo Partido, y eso no ocurre. Pero las diferencias deben ser tratadas como diferencia entre amigos, y no entre enemigos.

 

Decirle "oportunistas"  a nuestros amigos; suponerlos portadores de una intención disociadora y destructiva, llamarlos despectivamente "caviares" y sostener que se quieren "aprovechar" del Poder para "traicionar al pueblo"; resulta profundamente hiriente, pero además equivoco. Si tales adjetivos tuviesen sustento, no habrían estado en calidad de aliados nuestros con los que nos vimos precisados a "pactar", sino como adversarios. Y es claro que esas frases altisonantes no estuvieron en el origen de la unidad que se forjara luego del 11  de abril.

 

¿Recomponer  la unidad obliga a deponer prejuicios?  Claro que sí. Deponer prejuicios y olvidar rencores, pero también a renunciar a prácticas corrosivas y disolventes, a tratos violentos y a excomuniones  mutuas.

 

Recomponer la  unidad,  no es tarea fácil. Pero, es por cierto, el único eslabón de una cadena indispensable, la única que puede conducir al  movimiento popular peruano, a la victoria. Y ella pasará, sin duda, por la recuperación de posiciones en todas las esferas,  y la  aplicación  de una política coherente y unitaria que nos permita revertir escenarios indeseados, y avanzar por caminos liberadores.

 

Editorial de la Revista Marka


domingo, 7 de noviembre de 2021

90 DIAS DE GOBIERNO DE PEDRO CASTILLO

 

Pedro Castillo, presidente del Perú. Foto: La República / Cesar Fajardo



El 28 de julio pasado, hace algo más de 90 días, se instaló el gobierno de Pedro Castillo Terrones. Antes que eso ocurriera, y prácticamente desde el inicio de la segunda ronda electoral, su figura fue objeto de ataques infundados y extremadamente injuriosos.

 

Esa campaña arreció luego del 6 de junio, cuando se confirmó su victoria sobre el reducto mafioso de Keiko Fujimori y sus aliados, que hiciera los mundos para derrotarlo. Entre junio y el 28 de julio del 2021 la ofensiva reaccionaria no cesó y, por el contrario fue creciendo en todas sus formas. Incluso la derecha fascista organizó concentraciones y marchas demandando un Golpe de Estado, antes de admitir la victoria del candidato popular. Por eso, hoy constituye

casi una sorpresa que haya logrado durar 90 días al frente del Estado y que nos sea posible formular un elemental balance de su gestión gubernativa.

 

Es claro que el lapso transcurrido aun es corto. Y no se puede exigir que, en tan poco tiempo, se haya avanzado sustantivamente en algunas de sus promesas esenciales. Lo importante, es perfilar el sentido de su política y mirar el horizonte, para percibir el nuevo escenario que ha creado en el país su administración, ciertamente la más discutida de la historia del Perú republicano.

 

Lo primero que hay que resaltar, es que este Gobierno es producto de la voluntad ciudadana. Ella se expresó mediante un proceso electoral formalmente democrático, que arrojó

resultados inesperados. Pedro Castillo logró la victoria por más de 140 mil votos emitidos en el país. La cifra, sin embargo, se redujo a 44 mil, luego del cómputo en el exterior, sobre todo en los Estados Unidos.

 

La izquierda que llegó al Gobierno en el marco de esta contienda, no estaba objetivamente preparada para gobernar. Carecía de unidad, organización, programa coherente y posibilidades de acción. Pero fue catapultada por decisión de la ciudadanía, que no escatimó su apoyo al símbolo que la hizo posible.

 

Surgió en realidad un gobierno en buena medida improvisado, aluvional, heterogéneo e incluso contradictorio, que se expresó en su primer equipo de gestión -el Gabinete Bellido- duramente cuestionado por la oposición. Aunque ese equipo fue renovado, no cesó para nada la campaña del enemigo. Por el contrario ella fue en ascenso y hoy se expresa en una exigencia trasparente: La Oposición demanda la vacancia presidencial y arguye que Pedro Castillo no puede seguir siendo el Jefe del Estado.

 

No tiene argumento alguno para sostener su reclamo. Apenas lo fundamenta en posturas pseudo ideológicas. Parte de la premisa que se trata de un “gobierno comunista” y, por tanto, incompatible con “el carácter democrático” de la sociedad peruana. Objetivamente ni el gobierno de Castillo es comunista, ni la sociedad peruana es democrática.

 

Se trata, por el contrario, de un gobierno popular que busca democratizar la sociedad peruana secularmente elitista, aristocrática e injusta; que busca cambiar radicalmente los procedimientos formales para forjar un nuevo Pacto Social basado en una Carta Magna elementalmente participativa que reconozca derechos básicos a la población: la salud, la educación, el empleo, un salario justo y una vida decorosa. Lo que ocurre, es que la Clase Dominante juzga que esos objetivos, son “comunistas” porque afectan sus intereses.

 

Se dedica, por eso a obstruir todos los proyectos del Ejecutivo. En 90 días el Congreso no ha discutido ni aprobado una ley en beneficio de la población. Todas han estado orientadas a cuestionar al gobierno e impedir sus acciones.

 

Así estos tres meses han configurado un incesante batallar. El acoso ejercido contra el nuevo régimen, no ha conocido límite. Y la campaña de prensa desplegada por los medios de comunicación al servicio de los poderosos, no ha cesado. Incluso la calle, ha sido usada cotidianamente para denostar del Presidente y de los funcionarios del oficialismo. Con el transcurrir de los días, el odio de la reacción ha crecido, y se ha alimentado. La “Prensa Grande” y los medios de comunicación a su servicio han apoyado obstinadamente esta sentimiento perverso, incompatible con los intereses del país.

 

Marchando a contra corriente, el gobierno –no obstante retrocesos y derrotas- ha logrado apuntar algunas voluntades esenciales. Ha continuado exitosamente la campaña médica contra el COVID 19 hasta casi minimizar sus efectos; ha atendido las carencias de una parte de la población a través de bonos solidarios; ha iniciado el proceso de recuperación de las laborales escolares en algunas zonas del país; ha dispuesto el inicio e una II Reforma Agraria para atender los requerimientos de los productores del campo; ha expresado su decisión de renegociar los contratos del Gas y sostenido la necesidad de revertir y masificar su uso en beneficio de las grandes mayoría; ha ratificado su decisión de marchar hacia una nueva Constitución del Estado

abandonando la irrita que levanta la reacción. Adicionalmente, ha confirmado cambios en la política exterior abandonando la obsecuencia de regímenes pasados, en provecho de un rumbo más bien independiente y soberano. En suma no es poco lo que ha logrado perfilar en el convulso escenario nacional.

 

Hay que admitir, sin embargo, que ha registrado errores, fallas, debilidades e incluso inconsecuencias que pueden y deben ser superadas. El pueblo tiene conciencia de ellas y las registra, demandando mayor coherencia y pulcritud en el manejo de la Cosa Pública. No obstante, no cae en la fácil crítica, porque no está dispuesta a hacer el juego a los enemigos de este proceso que, con todas sus limitaciones, encarna la voluntad de millones.

 

Somos conscientes que asoman grandes retos. Una muestra de ello han sido los coflictos sociales registrados en Las Bambas y en el sur de Ayacucho –Coracora, Parinacochas y Paucar del Sara Sara. Allí las Comunidades Campesinas se han alzado contra la Contaminación minera y han defendido las cuencas acuíferas, recibiendo a cambio una violenta represión policial. Felizmente, estas perturbaciones están siendo superadas y un diálogo racional y sensato, se está abriendo paso en regiones particularmente complejas del país.

 

Por lo demás, el 2022 tendrán lugar las elecciones regionales y municipales que deberán ser enfrentadas desde la óptica de la unidad más amplia. Constituyen por si mismas, la ocasión a derrotar masivamente las acciones sediciosas y terroristas de la Mafia, lo que será posible si se las enfrenta de manera cohesionada y desde una misma fortaleza. También estará planteada la

lucha por una Asamblea Constituyente, como paso decisivo para la renovación de la Carta Magna de la República. Y será indispensable afirmar el camino liberador que el Perú ha iniciado.

 

Estos propósitos forman parte de la opción por la que nosotros combatimos desde la base popular, y que hemos reseñado de manera constante y persistente. A esta ruta aludimos cuando señalamos los cinco puntos básicos que hoy queremos subrayar:

v La unidas más amplia para enfrentar los retos que nos plantea el escenario de nuestro tiempo en la batalla contra el Imperialismo y la reacción interna y externa.

v La lucha firme y consecuente contra el fascismo y la reacción denunciando el carácter antinacional de su política, enfrentando sus acciones sediciosas.

v Las batalla por una nueva Constitución del Estado que garantice la defensa de las grandes mayorías, la recuperación de las riquezas básicas de nuestro país y una política exterior independiente y soberana.

v El respeto a los derechos de la población y de los trabajadores y la atención a sus demandas fundamentales

v Y la solidaridad plena con el proceso emancipador latinoamericano, con las luchas de los pueblos de todos los países.

 

Hoy en el Perú y el mundo crece el combate de los pueblos y adquiere mayor vigor la lucha por la dignidad humana. Millones de personas en todos los confines del planeta, se movilizan con renovadas banderas. Crece la idea que un Mundo Mejor, es posible.

 

Esta hoy planteada la tarea de alzarnos contra un pasado promiscuo y plagado de derrotas y errores; y buscar un porvenir digno de nuestra historia y de nuestro pueblo. Oigamos la voz de José Carlos Mariátegui, quien nos dijo ya en 1924: “El pasado y sus pobres residuos son, en nuestro caso, un patrimonio demasiado exiguo. El pasado, sobre todo dispersa, aísla, separa, diferencia demasiado los elementos de la nacionalidad tan mal combinados, tan mal concertados todavía. El pasado nos enemista. Al porvenir, le toca darnos unidad”.


REVISTA DIGITAL "MARKA"