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Uno de los hechos que más violentan
la historia y la memoria en nuestro país, es el crimen cometido en el gobierno
de Fernando Belaúnde Terry, contra los indígenas Matses en el Alto Yavari.
Stefano Varese, un extranjero en la
zona, así lo narra:
“El presidente Belaúnde ordenó
personalmente a la Fuerza Aérea del Perú bombardear y ametrallar las aldeas de
tres de los cuatro clanes de los indígenas mayoruna (matsés) del río Yaquerana.
(…) El bombardeo de los indefensos hombres, mujeres y niños matsés fue
presentado por la prensa nacional como una acto de heroismo de los pilotos de
la fuerza aérea peruana luchando contra los brutales salvajes que se oponían al
progreso del país. La verdad detrás la propaganda de los medios era que los
indígenas mayoruna estaban en el camino de algunas pocas compañías madereras
nacionales y transnacionales”.
Otro detalle rescatado por el
periodista y escritor Ricardo Virhuez es que estos hechos fueron la primera
intervención de una potencia extranjera sobre nuestro territorio, ya que
aviones norteamericanos llegaron hasta nuestro país, en la región Ucayali, para
lanzar napalm sobre las comunidades nativas. Todo por el rapaz interés de los
inversionistas, con la venia del pontificado Fernando Belaúnde.
En aquel entonces, los indios eran,
como quisiera Alan García Pérez en el presente, poco menos que ciudadanos de
tercera clase. La revista Caretas, en otro crimen periodístico esta vez
cometido por César Lévano, llamaba a los nativos como bárbaros. Titulaba:
“Selva trágica” (como el libro de Arturo Hernández). Agregaba a aquello el
subtítulado de “A sangre y fuego, civilización y barbarie se disputan un
territorio en que hasta ayer campeaban la vibora y el tigre”. “Después de un
largo asedio, una operación brillante”. “El helicóptero rompió la ley de la
selva”. “Ni la muerte los detuvo”. Esos son los otros títulos. “Los indios
mayos remos, más sanguinarios que cualquier piel roja del far west”, dice entre
barbaridades que son capaces de arrastrarnos a la congoja y la lágrima, otra
línea de un artículo que describe fielmente el otro salvajismo, el de los
criminales occidentales, entre los que se cuentan los gobernantes de entonces.
Los hechos se dieron en octubre del
año 1964 y sobre eso, nunca nos hablarán nuestros libros de historia, que están
acostumbrados hasta a matar el recuerdo de los pueblos que lucharon por la
libertad. Riegue este artículo y que se conozca la verdad de un político
pontificado, pero que actuó igual que los otros asesinos que nos gobernaron.
Requiem por los matses…
Escrito por Lenin Quevedo Bardález
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