OJO PESTAÑA Y CEJA MIS ESTIMADOS
SEGUIDORES: Que no le cuenten cuentos chinos, entérese usted mismo. El efecto Trump y el gasolinazo agudizan la crisis económica de México.
El gobierno tiene dos rutas: profundizar el neoliberalismo al tiempo que
reprime las protestas o cambiar el modelo para incentivar el mercado interno.
La balanza se inclina a la primera opción.
En medio del estancamiento, dos
factores vuelven casi inviable la economía mexicana para lo que resta del
gobierno de Enrique Peña Nieto: el llamado gasolinazo –impulsado por la
administración federal– y las políticas en contra de México que promueve Donald
Trump, presidente de Estados Unidos.
Ambos factores se insertan en un
contexto nacional de deterioro de las condiciones económicas, explica a
Contralínea la doctora en economía María de la Luz Arriaga Lemus. También,
condicionan los próximos 2 años a una crisis que resentirán los bolsillos de
las mayorías.
“Realmente no hay crecimiento
económico: estamos en alrededor de un 2 por ciento, cuando la población crece
más; tenemos un gran desempleo; una pérdida del poder adquisitivo no sólo en
términos del salario directo, sino del salario social, con restricciones en los
gastos en salud, educación, etcétera; además de una creciente concentración de
la riqueza y una gran desigualdad.”
La tendencia regresiva en México es
preocupante, pues se conduce hacia niveles de desigualdad e inequidad similares
a los de 1935, “cuando alrededor del 75 por ciento del ingreso nacional le correspondía
a los ingresos por capital, mientras que el restante 25 por ciento era
repartido entre la población trabajadora”, indica el Informe anual del
Observatorio de Salarios 2016. Los salarios y la desigualdad en México, de la
Universidad Iberoamericana campus Puebla.
Según el análisis, de 1976 a la fecha
el salario mínimo ha perdido el 80 por ciento de su poder de compra impactando
a toda la estructura de trabajadores. Además, de 2005 a 2016, la población
asalariada mostró una tendencia a adquirir menos canastas alimentarias.
La doctora Arriaga Lemus explica que
la actual crisis se debe a que quienes han gobernado el país promueven
políticas para que la economía sea más vulnerable y dependiente de la de
Estados Unidos.
Para la investigadora de la Facultad
de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e integrante
del Centro de Análisis de Coyuntura Económica, Política y Social, “la apertura
de la economía ha sido intencional: darle facilidades al capital trasnacional
para que entre irrestrictamente en cualquier rama de la industria, en cualquier
servicio e incluso en la educación y la salud. Eso es intencional”.
Así es como se explica la tendencia a
profundizar el modelo neoliberal con políticas públicas dañinas para la mayoría
de los mexicanos, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN) y las llamadas reformas estructurales, en particular la energética.
Juan José Dávalos, académico de la
Facultad de Economía, explica a Contralínea que la subordinación de México a
Estados Unidos es resultado de un proceso que se inició a fines del siglo XX:
“una integración subordinada que terminó convirtiéndose en una dependencia
increíble: hemos perdido la capacidad de ser autosuficientes en elementos muy
importantes para cualquier país, como en los alimentos (el campo está
devastado; los únicos que han ganado son pequeños núcleos de agroexportadores,
en los cuales están metidas las corporaciones extranjeras), la energía, el
mercado laboral (bajos salarios y una expulsión enorme de fuerza de trabajo al
extranjero) y el sector financiero”.
De este último punto, advierte que
los destinos del uso de los flujos de capital están determinados casi en 90 por
ciento por bancos extranjeros, que cobran altas utilidades porque aseguran que
tienen un gran riesgo, a pesar de que están subsidiados. “La banca se
extranjerizó, se remató y, con todo y eso, se sigue pagando el famoso rescate”.
El gasolinazo
A este deterioro de las condiciones
económicas se suman los efectos negativos del alza al precio de los
combustibles –producto de la anticipada liberalización– y de las políticas de
Trump.
“El gasolinazo es la gota que derrama
el vaso. Es el ejemplo claro de cómo deprimieron la producción de gasolinas:
las refinerías están funcionando al 40 por ciento de su capacidad en un momento
en el cual estamos importando [la mayoría del consumo]. Eso es carísimo”,
señala en entrevista la doctora Arriaga Lemus.
En su ensayo El gasolinazo: atraco al
pueblo en plena luz del día, el doctor en economía Alejandro Álvarez Béjar
señala que el adelanto de la liberalización del precio de los energéticos es el
primer paso para la apertura al capital privado, nacional y extranjero, del
mercado interno de petrolíferos. El negocio ronda los 70 mil millones de
dólares anuales.
Para el investigador y académico de
la UNAM, con este nuevo esquema de alza de precios, el gobierno recaudará –a
través de los impuestos especial a la producción y los servicios y al valor
agregado–casi 300 mil millones de pesos, además de beneficiar a grandes grupos
monopólicos privados, nacionales y extranjeros.
El alza de los precios de los
combustibles afecta directamente el mercado interno, al alterar los precios de
productos –en especial los de primera necesidad: canasta básica y medicamentos–
y servicios. La afectación es para los consumidores finales, que además tienen
un salario pulverizado.
A la par de la liberalización del
mercado de combustibles, el académico Juan José Dávalos observa que hay una
problemática vinculada a los créditos que propició la reforma energética. “El
mayor error estuvo en que auguraron que ese modelo de reforma energética,
además de darles ingresos a los privados, daría recursos al gobierno y,
optimistamente, se pusieron a contratar deuda e inflaron las expectativas. Y la
realidad es que ese modelo fracasó”.
Trump quebrará el neoliberalismo
mexicano
Vigente desde 1982, el modelo
neoliberal aplicado en el país –que sólo ha beneficiado entre el 3 y el 5 por
ciento de la población– tiene efectos desastrosos, como el hecho de que el
trabajo informal se acerca a un 60 por ciento del total de la población
económicamente activa, observa el doctor en estudios sociales José Valenzuela
Feijóo, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En su ensayo Unidad nacional: ¿para
qué y entre quiénes?, advierte que “las perspectivas [económicas] para los
próximos 2 años [los últimos del gobierno de Peña Nieto] son aún peores”.
Ello, porque a partir de la política
proteccionista y de reestructuración del TLCAN, el triunfo de Trump en Estados
Unidos podría provocar un serio quebranto en el funcionamiento del
neoliberalismo mexicano. Para el académico de la UAM, la política económica del
presidente estadunidense dañará seriamente ese modelo económico que tanto ha
beneficiado a la cúpula neoliberal mexicana.
En lo que resta de este gobierno, “no
vamos a crecer, no va a haber más riqueza, no va a haber mejores pensiones ni
mayor intervención del Estado, a menos que los mexicanos peleemos y tomemos en
nuestras manos la defensa de nuestra economía, en una integración respetable
para México y un replanteamiento del desarrollo en América del Norte”, dice en
entrevista, el economista Juan José Dávalos.
“Lo que viene es una situación de
abuso: es la precariedad de dos terceras partes de la población mexicana”. Para
los próximos meses se espera un empeoramiento de la economía, advierte. “Eso ya
lo estamos viendo con el ahorcamiento presupuestal del gasto del Estado para el
presupuesto 2017, que tiene que ver en gran medida con el pago de deudas al
extranjero”.
La doctora María de la Luz Arriaga
considera que “lo que nos espera en los próximos 2 años va a ser un periodo muy
difícil: va a prevalecer la incertidumbre de hasta dónde Trump quiere
renegociar el Tratado de Libre Comercio, que ya era adverso para México y que
ahora va a ser peor”.
Y es que, explica, en vez de crear
muchos empleos, el Tratado “nos hizo más dependientes. Muchas de las empresas
productoras se convirtieron en comercializadoras: ya no hay fábricas y eso nos
hace más dependientes. El campo mexicano está igual: dependemos mucho de la compra
de alimentos”. Actualmente, el gobierno admite que el 94 por ciento de las
semillas que se consumen en México son importadas.
“El TLCAN abrió totalmente nuestra
economía buscando que hubiera mayor exportación de manufacturas a Estados
Unidos pero, por las asimetrías que hay entre la economía mexicana,
estadunidense y canadiense, lo que hizo fue que las pocas empresas mexicanas
que fabricaban con niveles de alta productividad empezaran a quebrar, y lo que
hubo fue fusiones con las grandes empresas trasnacionales. ¿Quiénes fueron los
beneficiados? Las trasnacionales, como la industria automotriz”.
Profundización del abuso, ruta que
escoge el gobierno
Ante este panorama crítico, el
gobierno federal tendría dos salidas: la primera de ellas, que es hacia la cual
se está inclinando, desfavorece al pueblo al profundizar el neoliberalismo por
la vía autoritaria; la segunda, es abandonar el actual modelo económico para
incentivar el mercado interno.
Para la doctora Arriaga Lemus, la
salida totalmente autoritaria se daría en un contexto en el cual aumenta la
protesta social. Esta vía podría propiciar una reactivación de la política
neoliberal mucho más agresiva. “Es decir, que nos deje en peores condiciones de
dominio sobre nuestros recursos frente a economías como Estados Unidos. Y hacia
eso están caminando [los representantes del gobierno federal]”.
La académica advierte que la nueva
Ley de Seguridad Interior –que aún se discute en el Congreso–, que busca
justificar que el Ejército esté en las calles, es parte de esa ruta
autoritaria.
“Si siguen apostando a un mayor
despojo, pues la gente ya no está en condiciones de soportarlo. Las protestas
frente al gasolinazo fueron una llamada de atención fuerte. Porque ni siquiera
con las protestas de los maestros los últimos 3 años se vieron tan preocupados.
Ahora sí era la población en general y en todo el país.”
Para México, la otra salida –que está
siendo ignorada por el gobierno– consiste en una reformulación del modelo que
apueste al mercado interno en el desarrollo económico, y debe estar empujada
desde los sectores populares, indica la doctora en economía.
“Tiene que cambiar el modelo
económico. No es fácil: modificar la estructura productiva que se tenía para
hacernos más vulnerables, hoy dependientes, tomó 25 años. Regresar o mover el
modelo para que haya una producción para el mercado interno, pues va a tardar;
no es una solución de corto, sino de mediano plazo. Puede ser menos de 25-30
años, y hay medidas inmediatas que ayudarían a cambiar el modelo, como invertir
en la industria de la refinación de petróleo.”
La doctora Arriaga Lemus indica que
la inversión debe ser pública, porque la privada no genera empleos ni hace más
productiva la economía mexicana: “llega nada más a fusionar, a comerse a las
empresas que ya están establecidas. No crea nuevas empresas”. Además, recorta
personal.
“El mercado interno no quiere decir
sólo que haya más producción, sino que para que el mercado interno funcione
tiene que haber consumo y para eso debe haber poder adquisitivo: aumentos
salariales, empleo. Y para que haya empleo tiene que haber inversión: es un
círculo y no va a venir del sector privado, tiene que venir del público.”
Para que eso pase, dice, “tienen que
dejar de mentir, dejar de decir que no hay dinero, porque sí hay: México genera
mucha riqueza. Pero, dónde está: tenemos una deuda pública externa e interna que
se lleva la riqueza al extranjero o a la especulación financiera. Quienes han
ganado son precisamente los capitalistas que están en esos sectores; esto es
muy importante, porque sí hay dinero”.
Ante la crisis que se avecina, la
preocupación que muchos tienen es qué hacer, detalla la doctora Arriaga Lemus.
“Hay que luchar. No hay de otra. Hay que organizarse, porque en lo individual
puedes encontrar algunas salidas –no endeudarte en dólares, no aceptar créditos
en dólares o con tasas movibles de interés; comprar dólares o divisas; invertir
en bienes raíces por la volatilidad–, pero estas soluciones tienen un límite
muy acotado y no son suficientes porque este problema nos rebasa”.
Escrito por Nancy Flores Periodista y coordinadora de edición de la
revista mexicana Contra Línea. Periodismo de Investigación. Es egresada de la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Investiga: lavado de dinero, paraísos
fiscales, delitos de cuello blanco, corrupción gubernamental, temas
energéticos. (Twitter)
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