El Perú tiene la posibilidad de
reconstruir el sistema de partidos políticos tras la salida de los que
incurrieron en corrupción, y en esa tarea los periodistas desempeñan un papel
importante promoviendo un debate de ideas y una visión crítica de los hechos.
En el preocupante contexto actual de
la posverdad, los populismos y la corrupción, se ha convertido en común
denominador dar a conocer mentiras públicas por medio de informaciones sin
sustento, verificación o contraste. Estas mentiras terminan siendo amplificadas
por personas públicas que cuentan, narran y dan a conocer un hecho que no
coincide con la realidad.
La evidencia, por citar un ejemplo,
está en el caso Odebrecht. Mentiras y juegos de culpas frente al poder es lo
que investigan los periodistas; por eso, muchos de nuestros colegas son una
piedra en el zapato ante los que intentan subestimar a los demás, concentrar el
poder y utilizar medios y fondos estatales para intereses privados.
¿Es necesario conocer la verdad para vivir en una sociedad civil?
La respuesta es afirmativa porque la
verdad se genera en la convivencia civil, en la que se reconoce de entrada una
igualdad de derechos. Entonces el periodismo tiene la compleja y noble tarea de
buscar la verdad y decirla para que exista una opinión pública informada.
Y en palabras de Pulitzer (1904) en
su libro El poder de la opinión pública: “En
cualquier Estado, con un sistema de gobierno esencialmente democrático, no
puede haber algún cambio de dinastía, administración o carta constitucional que
no sea consecuencia directa de la acción de la opinión pública”. Por ello,
medios y fines deben ser coherentes. No existe democracia sin periodismo.
Negocios sin responsabilidad social o
poco transparentes, poderes políticos populistas y corruptos, y la internet de
la desinformación intentan tambalear las bases y funciones del periodismo,
haciéndolo ver como una profesión fuera del mercado que muchas veces ellos
mismos controlan, y reduciéndolo en algunos casos a formatos y técnicas
periodísticas. El periodismo es dinámico y cambiante como la cultura, por eso
necesita personas, entornos sociales e institucionales que lo promuevan.
Hace una semana, en uno de los
debates en clase, un estudiante lanzó esta interrogante:
¿Deberíamos dejar
morir a la prensa?
Tras una pausa, agregó.
“No, porque el periodismo es la
herramienta del contrato social”. Efectivamente, porque es un contrapeso entre
gobernantes, autoridades y ciudadanos para el bien común, en un Estado de
derecho. Nos sirve para promover la democracia, el desarrollo humano, la
verdad, la opinión pública y la prensa libre.
En mi experiencia como docente he
escuchado muchas historias motivadoras como esta, de jóvenes que eligen seguir
periodismo, aunque el contexto no favorezca nuestra profesión. Es momento de
escuchar más a los periodistas que se forman hoy en las aulas, pues allí está,
en parte, la sostenibilidad de este oficio y de la democracia.
El Perú tiene la posibilidad de
reconstruir el sistema de partidos políticos tras la salida de los que
incurrieron en corrupción, y en esa tarea los periodistas desempeñan un papel
importante promoviendo un debate de ideas y una visión crítica de los hechos.
Escrito por Franklin Cornejo Urbina es Director de la Escuela de
Periodismo de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM).
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