Carretera Interoceánica Sur. Foto: Andina
Empresas favoritas del BNDES
construyeron la obra en medio de sospechas de soborno y saltos presupuestales
que involucran a dos gobiernos.
La construcción de la carretera
Interoceánica Sur en Perú estuvo marcada por críticas debido a la celeridad con
la que se eligió a las empresas concesionarias y el incremento millonario del
presupuesto. Esta vez, Convoca revela en este reportaje realizado para BRIO,
hechos nunca antes contados como resultado del cruce de información entre lo
que sucedía en Perú y Brasil durante el gobierno de Alejandro Toledo y Alan
García. Los aumentos del presupuesto más contundentes fueron precisamente en
los tramos a cargo de las compañías constructoras de Brasil que protagonizan el
escándalo de pagos de soborno Lava Jato y que en forma simultánea son las que
más apoyo financiero reciben del Banco Nacional de Desarrollo Económico y
Social de Brasil (BNDES). Documentos de la Policía Federal de Brasil muestran
cómo directivos de la empresa Camargo Corrêa, una de las compañías
constructoras de la Interoceánica Sur, “discuten el apoyo que darán y las
ventajas y desventajas políticas de esos hechos” en las obras. En estos
documentos saltan a la luz pagos vinculados a la carretera y por lo menos el
nombre de un ex presidente de la República.
Era el último tramo de su mandato y a
la vez el primer paso de un camino largo y sinuoso. La mañana del sábado 21 de
enero de 2006, el entonces presidente Alejandro Toledo inauguró el puente de
integración que unía el estado de Acre con la región amazónica Madre de Dios
como preámbulo a la construcción de la Interoceánica Sur, a seis meses de dejar
Palacio de Gobierno. No estaba solo, lo acompañaba el ex presidente de Brasil,
Luiz Inácio Lula Da Silva. “Este puente es el alma y el corazón de nuestra
vehemencia por la integración latinoamericana. Dejaremos de ser presidentes,
pero nuestra vocación de integración no terminará ni siquiera con nuestras vidas",
dijo Toledo con entusiasmo.
El ex mandatario abría camino a este
megaproyecto de más de 2 mil 400 kilómetros que se empezó a construir contra el
reloj, durante su gobierno, con la promesa de generar mayor intercambio
comercial entre Perú y Brasil y la posibilidad de unir el océano Atlántico con
el Pacífico. La obra, que forma parte de la Iniciativa de Integración Regional
Sudamericana (IIRSA), fue “una demanda histórica”, enfatiza Víctor Zambrano,
quien a inicios de los 90 era dirigente de la Federación Agraria Departamental
de Madre de Dios. “Pensábamos: hasta cuándo vamos a seguir aislados, hasta
cuándo vamos a vivir en una situación extrema (…) Por la lejanía, Madre de Dios
no era prioridad para los gobiernos de turno”, sentencia Zambrano. Pero esta
necesidad social fue rebasada por el “cálculo político” durante el régimen de
Toledo y el de su sucesor, Alan García.
El ex presidente Alejandro Toledo
recorre la Interocenánica en campaña de 2011. Foto: Perú Posible
La Interoceánica Sur demandó una inversión
de cerca de 2 mil millones de dólares, un presupuesto que estuvo marcado por
denuncias e irregularidades que involucran a autoridades peruanas y empresas
brasileñas. En este reportaje, revelamos hechos nunca antes contados como
resultado del cruce de información entre lo que sucedía en Perú y Brasil en
esos años.
Saltos millonarios
La construcción de la obra se inició
oficialmente en marzo de 2006 sin Estudio de Impacto Ambiental y sin pasar por
el Sistema Nacional de Inversión Pública que, según los expertos, en la
práctica significaba no demostrar la rentabilidad social y económica de la
obra. La concesión fue entregada solo con un Estudio de Factibilidad y no con
un Estudio Definitivo de Ingeniería, lo que hizo que se subestimaran los costos
de inversión y se abriera una puerta para que los propios concesionarios
definieran los costos adicionales y el aumento del presupuesto.
En 2005, la construcción de la
Interoceánica Sur se estimó en unos 800 millones de dólares, en 2008 creció a
mil 303 millones de dólares y a marzo de 2015 bordeó los dos mil millones de
dólares, según cifras oficiales. La inversión de la obra estuvo camino a
triplicarse con el cambio reiterado de los contratos: 22 adendas para los
tramos 2, 3 y 4 de la carretera.
Las empresas más importantes de
Brasil de la ingeniería civil fueron las ganadoras de las licitaciones de los
tres tramos: Norberto Odebrecht S.A., que conformó el consorcio Conirsa con las
peruanas Graña y Montero y JJ Camet e Ingenieros Civiles y Contratistas para
construir el tramo 2 de la carretera, en Cusco, y el tramo 3, en Madre de Dios.
El otro consorcio, Intersur, estuvo encabezado por Andrade Gutierrez,
Construcoes e Camargo Corrêa S.A. y Constructora Queiroz Galvão S.A para el
tramo 4. Estas empresas son precisamente las más beneficiadas por los créditos
y subvenciones del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil
(BNDES).
De las 15 empresas que han recibido
apoyo del BNDES para obras de infraestructura, entre 1998 y diciembre de 2014,
Odebrecht encabeza la lista de manera contundente, con aportes para 71 obras en
siete países, entre ellos Perú. Esto representa el 50 por ciento de todos los
proyectos del rubro que apoyó el banco en casi dos décadas, si se toma en
cuenta el registro en Excel que la institución tenía en su página web y al que
accedimos el 8 de mayo. Ante los pedidos reiterados de información de BRIO, en
los últimos días la institución ha modificado la ruta para acceder a los datos
pero en su nuevo registro ya no aparecen extrañamente los proyectos sobre Perú.
En este nuevo archivo se considera
proyectos con “fecha de contratación” entre abril de 2007 y abril de 2015, y a
diferencia del anterior registro en Excel, esta vez se incluye los montos de
los aportes financieros. Sin embargo, los cuatro desembolsos para obras en Perú
deberían estar considerados porque los contratos oscilaban entre diciembre de
2009 y mayo de 2013. Hasta el cierre de este reportaje, el banco no respondió a
BRIO sobre esta inconsistencia en su nueva información.
En cualquiera de los dos archivos, la
preferencia de esta entidad financiera por las empresas que construyeron la
Interoceánica se mantiene. Odebrecht sigue encabezando el ranking con más del
70 por ciento de proyectos financiados por el BNDES en obras de construcción,
comercio y servicios que superan los 7 mil 502 millones de dólares y
representan el 62 por ciento de lo que desembolsó el banco en los últimos ocho
años.
En la lista de favoritas del BNDES,
también aparecen Andrade Gutierrez, Queiroz Galvão y Camargo Corrêa. Estas
compañías, incluida Odebrecht, aparecen hoy involucradas en el caso Lava Jato,
que descubrió una poderosa red de coimas para obtener contratos en la estatal
Petrobras. En abril último, el presidente del BNDES, Luciano Coutinho, acudió a
la comisión parlamentaria que investiga en Brasil el caso para responder por el
financiamiento otorgado a las empresas investigadas en esta operación.
En Perú, el incremento millonario del
Pago Anual por Obras (PAO) de la Interoceánica Sur estuvo envuelto en una
sombra de críticas y sospechas. Los aumentos del presupuesto más contundentes
fueron precisamente en los tramos a cargo de las compañías que protagonizan el
escándalo Lava Jato. En el tramo 2, liderado por Odebrecht, el costo subió en
207 por ciento: de 213 millones de dólares a 653 millones, según montos
iniciales referidos por el Banco de Desarrollo CAF (antes Cooperación Andina de
Fomento), que otorgó préstamos al gobierno peruano para el megaproyecto, y
cifras del incremento actualizadas a marzo de 2015 por OSITRAN, el regulador
estatal en infraestructura de transporte público. En el tramo 3, que también
estuvo a cargo de Odebrecht, el costo subió en 105 por ciento, de 294 millones
de dólares a 602 millones. Mientras que en el tramo 4, encabezado por Andrade
Gutiérrez, Camargo Corrêa y Queiroz Galvão, el monto se disparó en 237 por
ciento, de 198 millones dólares a 667 millones.
En total, solo en estos tres tramos,
el costo adicional de inversión de la obra superó los mil 200 millones de
dólares. Las empresas aseguraron que este incremento se debió a la difícil
geografía de las regiones por donde pasa la carretera, pero esta forma de hacer
negocios parece ser la regla incluso en territorios en los que no hay que
atravesar montañas para levantar una obra.
En 2011, un examen especial de la
Contraloría sobre los contratos de la concesión de los tramos 2, 3 y 4 de la
Interoceánica Sur, concluyó que se utilizaron las mismas fórmulas polinómicas
que en el tramo 1 y 5 de la Interoceánica Norte, que también estuvo en manos de
Odebrecht, Andrade Gutierrez y Graña Montero, a pesar que se trataba de “zonas
geográficas diferentes”. La Contraloría advirtió nuevamente que esta situación
podía generar ajustes al Pago Anual de Obras que terminarían favoreciendo al
concesionario. Y así fue.
En Perú, el incremento del costo
original de los proyectos de Odebrecht también se evidenció en el tramo 1 del
Metro de Lima, que inicialmente fue presupuestado con 410 millones de dólares y
luego recibió una inyección adicional de más de 100 millones de dólares.
La policía federal y un presidente
Cada gobierno de turno hizo lo suyo
para aligerar el camino de las concesionarias. El ex presidente Toledo puso el
acelerador hasta el final de su mandato. El 26 de julio de 2006, pocas horas
antes que el entonces mandatario dejara el poder, el Viceministerio de
Transportes firmó la tercera adenda del contrato del tramo 4 que benefició al
consorcio Intersur, conformado por Camargo Corrêa, Andrade Gutierrez y Queiroz
Galvao, con la creación del Certificado de Reconocimiento de Derechos sobre el
Pago Anual por Obras. Se trataba de una especie de bono otorgado por el Estado
a pedido de los concesionarios para que puedan venderlo a financieras y otros
privados interesados. Así, el Estado se comprometía a asumir el pago con los
intereses fijados por los titulares de los certificados.
En forma simultánea a esta carrera
contra el tiempo para la Interoceánica, sucedieron varios hechos al interior
del grupo Camargo Corrêa que aparecen registrados en los informes de la Policía
Federal de Sao Paulo que estuvo a cargo de la operación “Castillo de Arena”.
Esta investigación permitió la incautación de documentos, correos y USB de la
oficina y domicilio de directivos de la empresa en 2009, que revelaron el pago
de coimas que habría realizado la empresa a políticos y funcionarios para ganar
la licitación de obras, financiar campañas políticas y cuentas en el exterior
como parte de un sistema de lavado de dinero.
En el material incautado al Director
Superintendente de Infraestructura Internacional, Carlos Fernando Namur,
existen correos entre funcionarios del grupo empresarial que operan fuera de
Brasil sobre pagos por licitaciones. La mayoría de los documentos describe
asuntos relacionados a obras de Perú y otros países de África, en los que se
discuten el apoyo que darán y las ventajas y desventajas políticas de esos
hechos.
En otra parte del reporte policial sobre
los USB incautados a otro directivo, Pietro Gavina Bianchi, ex director y
consultor del Grupo Camargo Corrêa, aparecen diversos pagos relacionados a la
Interoceánica Sur entre 2005 y 2008, es decir, durante el gobierno de Alejandro
Toledo y Alan García.
En este documento, se muestra un
cuadro detallado con montos que según la Policía describe “la base del cálculo
de los valores relacionados con la Interoceánica en Perú” registrada en una
hoja de cálculo bajo el título “Previsão de Capilés Tramo IV – Interoceânica”
(que puede traducirse como “Predicción Capilés Tramo IV-Interoceánica). Para la
Policía este nombre es “sugestivo” porque “Capilés” son las “propinas (coimas)
pagadas a la gente de ese país”.
De acuerdo con el informe policial,
“las propinas” (coimas) siguieron esta ruta: “de un total de US$180,373.536
recibido por Camargo Corrêa, se pagarían sobornos de la siguiente manera: 3% o
US$ 5.411.207 (del monto total) a la rúbrica general y 0,5%, o US$ 901,868,
destinados a "JR" (en el documento no se menciona el nombre completo,
solo estas iniciales). Así, los totales de "Capilés" que tendría por
pagar Camargo Corrêa sería de US$ 6.313.075". Estos montos serían
desembolsados en momentos clave del inicio de construcción de la Interoceánica
en los últimos meses de gobierno de Alejandro Toledo, registra el documento.
El informe de la Policía Federal
describe que “los cálculos indican cantidades que habrían sido pagadas y las
condiciones para que los pagos sean realizados”. En el documento se destaca que
ya “habría solicitudes de pagos aprobadas por un valor de US$106,944. De
acuerdo con la información relacionada, parte de este valor, US$15,277 serían
pagos al contado, o en efectivo”. Y la otra parte, “en total US$91,667 debería
ser pagado a través de la operación CABO”. Esta modalidad es muy usada por los
cambistas para lavar dinero mediante el desvío de recursos a otros países. Y
precisamente “la mención de la operación de CABO está explícita en el
documento, lo que corrobora una vez más el uso de este mecanismo por el Grupo
Camargo Corrêa”, dice el informe. Junto a la operación hay una remesa vía CABO
relacionada con una cuenta del Banco Citibank de Londres.
En los documentos se registran las
obras en ejecución del grupo empresarial mediante siglas. Los montos asociados
a la Interoceánica aparecen con el código INT. Bajo esa denominación aparecen
diversos pagos fraccionados como el de los 106 mil 944 dólares. En otra parte
del informe policial se detalla en un archivo con fecha 23 de mayo de 2006, que
dicho monto está relacionado a un apellido conocido por todos los peruanos y
escrito a mano: “Toledo”, y junto a él, “Max Vanderlei”, que no sería otro que
Marcos de Moura Wanderley, quien actuó como representante legal de Camargo
Corrêa durante las negociaciones de la Interoceánica con el gobierno peruano.
Informe de la Policía Federal del
caso "Castillo de Arena".
El reporte contiene otro documento
con más anotaciones que explican que el pago se hizo en tres primeras partes a
lo largo de mayo y julio de 2006 y se señala como diferencia a pagar 31 mil 667
dólares el 25 de julio de 2006, un día antes que el viceministro de Transportes
Néstor Palacios firmara la tercera adenda solicitada por Intersur para
beneficiarlo con el Certificado de Reconocimiento de Derechos sobre el Pago
Anual por Obras. Tres días después, Toledo dejó Palacio de Gobierno.
La relación financiera entre el
partido Perú Posible, fundado por el ex presidente Alejandro Toledo, y las
empresas brasileñas saltó a los titulares de la prensa en el verano de 2011,
durante las últimas elecciones. Camargo Corrêa contribuyó en la campaña del ex
mandatario con 168 mil soles (59 mil 871 dólares de acuerdo con el tipo de
cambio de esos días) en noviembre de 2010, según el registro de las Oficina
Nacional de Procesos Electorales (ONPE).
En esa misma lista aparece la
contribución de la constructora Queiroz Galvao por 182 mil 845 soles que
equivalían a 64 mil 930 dólares. Estas aportaciones generaron furibundas
críticas en Perú debido a que para entonces el escándalo “Castillo de Arena” ya
había explotado. Pero no concluyó en ninguna investigación en el Congreso ni en
el Tribunal de Honor del Jurado Nacional de Elecciones en Perú, como se dijo en
su momento. Uno de los miembros del Tribunal, Fernando Vidal Ramírez, quien
además presidió esta instancia en 2006, declaró para este reportaje que solo se
hizo un llamado para que se hicieran transparentes las fuentes de
financiamientos pero que no les correspondía investigar denuncias de lavado de
dinero, evasión de divisas o “coimas” a partidos políticos.
BRIO solicitó la versión del ex
presidente Alejandro Toledo sobre el informe de la Policía Federal y los
aportes de Camargo Corrêa a su campaña. Como respuesta, el 7 de junio recibimos
un correo electrónico de su Oficina de Prensa que rechazaba “cualquier
insinuación que pretenda relacionar la construcción de la Carretera
Interoceánica con actos de corrupción durante su gobierno”. En el mensaje se
hizo hincapié en que la obra fue declarada de interés nacional por el Congreso
de la República y que se tuvo el respaldo financiero de la CAF, pero no se
aclaró el origen de los pagos fraccionados que menciona la Policía y tampoco
por qué el nombre del ex mandatario aparece asociado a uno de los montos.
Informe de la Policía Federal del
caso "Castillo de Arena".
Sobre los aportes de Camargo Corrêa a
la campaña del ex Presidente, incluso después de conocerse el escándalo de las
denuncias de pagos de coimas en Brasil, solo se señaló que la contribución se
hizo “de acuerdo a ley, a través del sistema interbancario, vía cheques de
gerencia no negociables depositados en las cuentas del partido (Perú Posible)”
y que se reportó “de manera transparente” a la ONPE.
Régimen aprista
Pero las revelaciones del informe de
la Policía Federal relacionadas a la Interoceánica no solo están relacionadas a
los últimos días de Toledo en el poder, también comprenden los años del
gobierno de Alan García que es el período en el que se dieron los incrementos
de inversión de la carretera. En uno de los documentos con montos registrados
al 25 de octubre de 2007, se detallan pagos mensuales de 175 mil dólares para
la obra. “Esos pagos serían divididos en seis cuotas a partir del 30/07/07”,
entre julio y diciembre de 2007, lo que hacen un total de un millón 50 mil
dólares, el 0.5 por ciento de los 198 millones de dólares que era el monto
inicial fijado para el tramo 4 que tenía en sus manos Camargo Corrêa y sus
socios.
Precisamente en 2007 se empezó a
intensificar la puja entre las empresas concesionarias y el ministerio de
Transportes y Comunicaciones por el aumento de los costos de la obra. Las
empresas comenzaron a enviar oficios al ministerio para informar que se superó
el 10 por ciento de la variación de los metrados y que el costo referencial de
810 millones de la carretera ya no alcanzaba, de acuerdo con personas que
conocieron de cerca estos hechos.
Ante el nuevo escenario, los
funcionarios del Ministerio de Transportes y las empresas se sentaron a
negociar los costos adicionales que incluía inevitablemente fijar los
porcentajes de dos rubros: gastos generales referidos a los costos de
campamento, vehículo, servicios, profesionales y todo aquello que era necesario
para mantener operativa la obra, y el concepto de utilidad. La controversia
surgió cuando las concesionarias propusieron que los gastos generales debían
fijarse en 40 por ciento y el de utilidad en 15 por ciento, mientras que los
cálculos del Ministerio de Transportes arrojaban que debía establecerse en 27
por ciento y 15 por ciento, respectivamente.
Ex presidente Alan García y su ex
ministro de Transportes Enrique Cornejo en inaguración del puente Continental.
El ministerio de Transportes que
estaba a cargo de la abogada Verónica Zavala, quien no militaba en el partido
aprista de Alan García, rechazó la propuesta de las empresas. “Había mucho
margen de subjetividad”, asegura Juan Suito Larrea a BRIO, a quien le tocó
negociar estos montos como Director de Concesiones del ministerio. La disputa
fue ardua. En uno de los momentos más tensos, Suito recuerda que llegó a patear
“por desesperación” una mesa de su oficina en plena reunión con los
representantes de las empresas, entre los que estaban Luis Weyll, gerente
general de Conirsa, consorcio liderado por Odebrecht.
“No cedían, pero tampoco podíamos dejarnos
pisar (…) La cosa se puso fuerte y terminé pateando la mesa de puro asado”. El
1 de octubre de 2008 Suito dejó el cargo y el siguiente mes hizo lo mismo la
ministra Zavala. Enrique Cornejo, del partido aprista, se convirtió en el nuevo
ministro y durante su gestión se firmaron las adendas que fijaron los gastos
generales en 35.5 por ciento y no en 27 por ciento como proponía la gestión de
Zavala, mientras que la utilidad se mantuvo en 10 por ciento.
BRIO insistió en obtener la versión
del ex ministro de Transportes Enrique Cornejo sobre los pagos revelados en el
informe de la Policía Federal, pero hasta el cierre de este reportaje no fue
posible. Por su parte, en un contacto telefónico desde Brasil la noche del
lunes 8 de junio, la Oficina de Prensa de Camargo Corrêa negó que se haya
realizado pagos a las autoridades peruanas por la Interoceánica Sur. La empresa
insistió en que la Corte Suprema de Brasil anuló la investigación Castillo de
Arena, pero evitó responder sobre la veracidad de los documentos incautados en
la oficina de sus propios directivos.
Falta de transparencia
El plan de financiamiento de la
Interoceánica ha estado marcado por una maraña de cambios al compás de las
decisiones políticas y económicas. Las organizaciones de la sociedad civil en
Perú denunciaron falta de transparencia en estas negociaciones y en el manejo
inicial de los fondos, período en el que se anunciaba la participación del
BNDES.
En setiembre de 2007, Ernesto Ráez,
coordinador del Proyecto Interoceánica Sur-ProNaturaleza, que se encargó de
vigilar los impactos de la obra, sostuvo en un documento que “una parte” de los
400 millones de dólares del BNDES habría servido para desarrollar el proyecto,
según el Bank Information Center. Hasta fines de 2013, organizaciones no gubernamentales
sostenían que el banco tuvo participación en la obra. Pero en el registro
oficial de contribuciones en proyectos del exterior de la entidad financiera no
se incluye a la carretera y solo se conoce públicamente el financiamiento de la
CAF. Para confirmar si finalmente el BNDES aportó fondos en la Interoceánica,
BRIO insistió en obtener la versión del banco. Pocas horas antes del
lanzamiento de este reportaje, aseguró que no hizo estos desembolsos. Sin
embargo, es innegable su respaldo financiero a lo largo de casi dos décadas a
las empresas brasileñas que construyeron la carretera.
Desde la otra tribuna, Francisco
Rivasplata de la la ONG Derecho, Ambiente y Recursos Naturales, asegura que la
poca transparencia del BNDES ocasiona que se tenga información “de segunda mano
a través de los gerentes de las empresas de Brasil” que operan en Perú y que
suelen decir en los medios que “están en conversaciones con el banco”.
Las operaciones del BNDES siguen
expandiéndose en Perú al mismo tiempo que la incertidumbre. Perú forma parte
del territorio de crecimiento de la entidad financiera en América del Sur
fundamentalmente en proyectos de infraestructura y energía.
En su registro de proyectos del
periodo 1998-2014, el banco registró por lo menos cuatro desembolsos,que
oscilaban entre diciembre de 2009 y mayo de 2013, para obras de infraestructura
ejecutadas en Perú por tres compañías de Brasil: un aporte para Odebrecht en la
construcción de la hidroeléctrica Chaglla, en la Amazonía de la región Huánuco,
dos contribuciones para Andrade Gutierrez que sirvieron para el proyecto de
extracción de fosfato Bayóvar a cielo abierto operado por Miski Mayo,
subsidiaria de la brasileña Minera Vale, y el tercer desembolso fue para Confab
Industrial que fue un proveedor del Gasoducto Camisea, fuente del 41 por ciento
de la generación eléctrica de Perú. Dos de estos proyectos enfrentaron
cuestionamientos.
En el caso de Bayóvar, las críticas
se centran en el impacto ambiental de estas operaciones en la Bahía de Sechura
y la ciudad de Piura, en el norte del país. El Organismo de Evaluación y
Fiscalización Ambiental de Perú señaló en una resolución de sanción de
noviembre de 2013, que la empresa no contaba “con un adecuado método de cargas
de concentrados de fosfatos a las bodegas de los barcos” que transportan el
mineral, lo que ocasiona daño ambiental en el puerto. En forma simultánea, se
ha cuestionado la forma violenta en que Miski Mayo accedió a tierras de
comunidades campesinas para extraer los minerales en la región Cajamarca,
contigua a Piura.
El papel del BNDES en Bayóvar es
importante debido a que aportó en 2010, 71 millones de dólares para la
construcción de una planta de desalinización de agua de mar que es vital para
procesar el fosfato. Sin embargo, el banco minimizó su participación en un
comunicado de setiembre de 2014 en respuesta a un informe de la sociedad civil:
“El banco no es uno de los financistas del proyecto en sí, lo es apenas de uno
de los proveedores”, de Andrade Gutierrez, que construyó la planta y está a
cargo de su operación.
Hay otros proyectos que no aparecen
en el registro del BNDES, pero que las organizaciones especializadas vigilan
por su potencial impacto y porque en algún momento se mencionó públicamente la
participación de la entidad financiera. Este es el caso de la Ferrovía
Transcontinental impulsado por los gobiernos de Perú, Brasil y China para
incrementar el intercambio comercial entre estos países. El 29 de febrero de
2012, el presidente del gobierno regional de Ucayali, Jorge Velásquez,
autoridad de uno de los departamentos en Perú por donde pasará el ferrocarril,
aseguró que el banco mostró interés en financiar los estudios técnicos para
construir la obra.
BRIO accedió a comunicaciones entre
la embajada de Brasil y el Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país que
confirman este interés del banco. Uno de los telegramas narra la participación
de representantes del BNDES en una reunión del 16 de mayo de 2011 con las
autoridades del Ministerio de Transportes y de Cancillería de Brasil para
avanzar en las negociaciones con Perú. En esa comunicación también se hace
referencia a una reunión desarrollada un mes antes, entre el banco y el
gobernador de Acre, para “analizar el eventual financiamiento de los estudios
de viabilidad para la construcción”.
Los encuentros entre las autoridades
de ambos países para dialogar sobre la ferrovía han continuado en los años
siguientes.
El BNDES juega un papel importante en
esta cercanía entre los gobiernos y las empresas, asegura el investigador
peruano José Serra, quien ha estudiado las inversiones de Brasil sobre todo en
hidroeléctricas. “Este banco es el brazo político del gobierno brasileño (…)
responde a una política exterior”, agrega. Francisco Rivasplata completa la
explicación: “El BNDES pertenece al Ministerio de Comercio Exterior pero
quienes hacen la negociación son los ministerios de Relaciones Exteriores de
Perú y Brasil, y ellos identifican qué proyectos van a entrar a licitación. De
ahí el banco informa a las empresas que recibirán un apoyo del banco”. Para él,
la ayuda del BNDES está dirigida a las empresas que de antemano se sabe que
ganarán las licitaciones.
Un regalo presidencial
La cercanía entre el gobierno peruano
y las empresas de Brasil tienen como símbolo a una estatua con la forma de un
Cristo con brazos abiertos de 22 metros de alto, que equivale a los diez pisos
de un edificio: El “Cristo del Pacífico”, que fue un regalo de Odebrecht para
el ex presidente peruano Alan García.
La estatua, valorizada en más de 833
mil dólares, fue un pedido del entonces mandatario que tomó tres años en
hacerse realidad y que siguió un protocolo para justificarse el obsequio. El 16
de febrero de 2011 se creó un patronato para gestionar la instalación del
monumento en el Morro Solar frente al mar del Pacífico. Según la escritura
pública del Patronato, el entonces mandatario fue nombrado promotor “ad
honorem” de la organización fundada por Odebrecht Perú Ingeniería y
Construcción S.A.
El "Cristo del Pacífico",
estatuta obsequiada por la constructora Odebrecht durante gobierno de García.
Foto: Andina
Cuatro meses más tarde, el 16 de
junio de 2011, García entregó al Patronato un cheque por 25 mil dólares para
cumplir el “sueño” de colocar “en el Morro un Cristo similar al de Corcovado”
en Río de Janeiro, dijo a la prensa. El Cristo fue inaugurado el 29 de ese mes,
y al día siguiente, el consorcio integrado por Odebrecht obtenía definitivamente
el contrato para construir la Línea 1 del Metro de Lima.
Pero a García y a Odebrecht no solo
los une una estatua. De acuerdo con el registro de visitas de Palacio de
Gobierno, entre setiembre de 2006 y julio de 2011, periodo en el que García fue
Presidente, el Director Superintendente de Odebrecht en Perú, Jorge Simoes
Barata, fue recibido 16 veces en estas instalaciones. En doce oportunidades se
entrevistó con el propio Alan García y en tres ocasiones con el entonces
Secretario de Palacio, Luis Nava Guibert.
Nava era el hombre de confianza de
García. Al mismo tiempo que asistía al Jefe de Estado, el estudio jurídico que
fundó y transfirió a sus hijos, Nava & Huesa Abogados, fue contratado por
Odebrecht y Petrobras. Los ingresos del estudio crecieron en esos años, según
las declaraciones de impuestos de Nava obtenidas por la comisión del Congreso
de la República que investigó el gobierno de García. Los clientes del estudio
Nava también tuvieron su apogeo en ese periodo.
En 2010, Petrobras ocupó el primer
lugar en el ranking anual de proveedores del Estado con 3 mil 812 millones de
dólares aproximadamente. Las filiales peruanas de Odebrecht fueron contratadas
por más de 180 millones de dólares entre 2007 y 2011 y si se considera su
participación en otros consorcios, los negocios con el Estado en los tiempos de
García superaron los 666 millones de dólares.
Mientras eso sucedía, en la carretera
Interoceánica que atraviesa Madre de Dios, la reducción del tiempo de viaje
para llegar a esta región amazónica del país, no fue suficiente para aliviar el
escenario pantanoso en el que vivieron por décadas los pobladores. Con la
carretera también se agudizaron otros problemas. “Hay más mineros (informales),
más invasión”, se lamenta Antonia Enriquez en el kilómetro 145 de la carretera,
a la altura de la localidad de Santa Rosa. “Tú podías dejar tu casa, ahí te
esperaba. Ahora quév as a dejar. Ha venido la delincuencia”, completa Cristina
Céspedes sin desconocer la ventaja de viajar menos tiempo para llegar a casa.
Las expectativas de los pobladores
que reclamaron por años esta obra se fueron apagando con el incremento de la
inseguridad y las invasiones, en medio de las denuncias de malos manejos de los
políticos y los empresarios involucrados. Profeta Medina tiene una pequeña
bodega de abarrotes en el último tramo de la carretera en Madre de Dios, y
aunque no es el fin del mundo, se siente atrapada en la escena bíblica de David
contra Goliat: su tienda no puede competir con los camiones que llegan repletos
de productos a los campamentos de los mineros informales. “Se peleó, se luchó,
se hizo huelga para que nos asfalten la carretera y luego que vemos estos
problemas nos damos cuenta que no estábamos preparados. Nadie pensó que tanta
población podía migrar”, reflexiona Manuel Callosquispe, periodista de Madre de
Dios. Parece sentirse fuera de lugar. “¿Qué somos?, ¿amazónicos?, ¿migrantes?,
¿gente que está de paso? (…) Nos sentimos invadidos, es como si alguien
ingresara a tu casa de manera violenta y no te dejara ni un lugar para que te
sientes a respirar”. La Interoceánica llegó, pero a un costo muy alto por donde
se le mire.
Leer reportaje en el portal BRIO
--> http://goo.gl/DMtmXL
Actualización: 10 de octubre de 2016.
Hora: 8:30 pm.
Fiscalía cita al empresario Josef
Maiman por cuenta vinculada al presunto pago de coimas para construcción de
Interoceánica
El fiscal Hamilton Castro, quien
dirige la investigación preliminar sobre los presuntos pagos de sobornos de las
empresas de Brasil en Perú, confirmó a Convoca.pe que el Ministerio Público
envió una citación al domicilio del empresario Josef Maiman ubicado en Israel,
para que brinde su declaración por este caso.
Maiman, vinculado al expresidente
Alejandro Toledo, ha sido incorporado en esta investigación por presunto lavado
de activos luego que la Fiscalía confirmara que una cuenta de la empresa
Trailbridge Ltd en el Banco Citibank de Londres, relacionada al presunto pago
de coimas para la construcción de la carretera Interoceánica Sur, pertenece al
empresario israelí y su familiar, Michele Maiman Firon.
Convoca.pe fue el medio que hizo
público en junio de 2015 los pagos de presuntas coimas por la construcción de
IIRSA Sur durante el gobierno de Toledo y Alan García, como parte de un trabajo
colaborativo con la plataforma Brio. En el reportaje 'Cuotas y pagos
millonarios de la Interoceánica', informamos sobre los hallazgos de un informe
de la Policía Federal del caso 'Castillo de Arena' a partir de documentos
incautados a directivos de la empresa brasileña Camargo Correa, una de las
compañías a cargo de la construcción de la Interoceánica. La Policía identificó
una remesa vía CABO, una modalidad usada por los cambistas para lavar dinero,
como parte de los desembolos realizados por Camargo Correa en momentos claves
de la construcción de la obra.
Escrito por Milagros Salazar. Conon la colaboración de Wendy Vega,
Gabriela Flores y Mayra Valera.
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