Bien puede decirse que el 2021 fue un
año de luchas. Y el que se avizora -el 2022- será un año de victorias para los
pueblos de América Latina.
Cuatro grandes episodios
ocurrieron en nuestro continente en el transcurso del periodo que se cierra
ahora en diciembre: La victoria de Pedro Cas- tillo en junio pasado, que marcó
la derrota del fascismo en nuestro suelo; la renovación del mandato del Gobierno
Sandinista de Daniel Ortega en Nicaragua; la elección de Xiomara Castro, en la pequeña
Honduras, luego de 12 años de siniestra dictadura; y el triunfo de Chile, que consagrara
hace pocos días a Gabriel Boric como el nuevo mandatario en la Patria de Salvador
Allende.
Si a eso le
sumamos la consolidación del gobierno de Venezuela luego de los comicios del 21
de noviembre; el afianzamiento de Luis Arce en Bolivia y las heroicas luchas de
los pueblos de Brasil y de Colombia; tendremos un panorama más cabal de lo que constituye
la pérdida de la influencia del Imperio en nuestro continente.
En la proyección
de esa línea di- señada por los pueblos, el 2022 se perfila como un año de
duras batallas en las que se habrá de consolidar lo conquistado, y asegurar un
derrotero en procura de progreso y de justicia.
Eso pasa por trabar y derrotar las
maniobras golpistas de la oligarquía peruana que sueña con derribar al Jefe de
Estado de nuestro país, al que acosa sistemáticamente; enfrentar la campaña de
mentiras que la “Prensa Grande” despliega contra Nicaragua; y saludar el
ascenso de los gobiernos de Honduras y Chile, que encarnan hoy la esperanza de millones
de latinoamericanos, y que asumirán funciones en los primeros meses del 2922.
Pero hay retos adicionales
en el escenario electoral que se avecina. En los próximos doce meses están pre-
vistas las elecciones presidenciales en Brasil y en Colombia¸ países en los que
la derrota de las fuerzas ultra conservadoras representadas por Bolsonaro y Duque,
estarán plantea- das en la orden del día.
De ese modo, y en
condiciones aún más favorables podremos hablar otra vez de Nuestra América, en
los términos que fuera concebida por Bolívar, Martí y José Carlos Mariátegui.
Es claro que el sistema
de dominación capitalista, en el escenario mundial vive un franco crisis de crisis,
y que ésta se torna irreversible. La administración imperialista de Joe Biden no
ha modificado el rumbo agresivo y depredador de Donald Trump; y antes bien, lo ha
tornado más agresivo y belicoso provocando incluso a potencias mundiales, como la
República Popular China y la Federación Rusa, que despliegan iniciativas pacíficas,
acordes con los más elevados objetivos de la humanidad. Objetivamente, la política
norte- americana genera nuevas tensiones mundiales y se empeña en polarizar a los
Estados, al calor del ascenso del fascismo que levanta cabeza en diversos confines
del planeta, amagando severamente los intereses de
los pueblos.
En nuestra patria, las responsabiidades
de los peruanos se acrecientan. No cesa la pérfida campaña de las camarillas neo
nazis lideradas por Keiko Fujimori, Rafael López Aliaga y Hernando de Soto, que
constituyen una repulsiva triada al servicio de la clase dominante desesperada por
el miedo a perder sus privilegios, lo que corroe sus entrañas.
De un modo
constante y sistemático amaga el Poder en unos casos con burdos ataques, y en
otros con gruesas mentiras. En todos los casos, hace uso de los mismos
recursos, valiéndose de los medios de comunicación, a su servicio.
Es bueno entonces que, a partir de esa realidad, el Gobierno y el pueblo se unan para enfrentar esa grosera ofensiva. Resulta indispensable en- tender que no se puede avanzar sin hacer frente, y derrotar, la aviesa campaña que promueve la inestabilidad política y social y el caos generaliza- do, que se empeña incluso en quebrar la estructura productiva del país. Las calumniosas denuncias contra Pedro Castillo y la reciente e injustificable censura al ministro de Educación Carlos Gallardo Gómez, basa- da en infundadas acusaciones, pinta de cuerpo entero la falta de escrúpulos de la derecha más reaccionaria en nuestro país; y la conducta errática de quienes, defendiendo intereses realmente mezquinos y aldeanos, se sumaron a la campaña contra el Maestro cuestionado.
Nada la importa
a la reacción. Incluso, ni siquiera saber que esa tarea, incidirá peligrosamente
en el bienestar de los peruanos, afectando el empleo, los salarios, la
educación y la salud de millones de hombres, mujeres y niños que necesitan un
gobierno eficiente y honrado a su servicio.
¡Manos a la
obra, entonces! Debiera ser la consigna del día para nuestro pueblo. No avanzar
en el ca- mino liberador, es dejar un espacio vacío que las fuerzas de la
reacción habrán de copar de inmediato.
¡Que el 2021,
sea realmente un Año de Victorias…!
MARKA
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