viernes, 5 de febrero de 2021

COMO SERÁ LA NUEVA LIMA

 





Nueva Lima: La promesa de una nueva ciudad en el desierto.

 

En el kilómetro N° 120 de la Panamericana Sur, a dos horas de Lima y en medio del árido desierto costero, 1000 nuevos propietarios remueven la arena para plantar 1000 árboles como símbolo de fe en una promesa urbana[i]. Una nueva ciudad sin combis, sin atascos, sin ruidos, sin cielo gris y en donde es posible también tener tu casita en un lote independiente con jardín propio en los cuatro frentes, piscina al fondo y barbiquiu.

Posiblemente un sueño reciclado inspirado en el suburbio norteamericano de los años 70, empacado ahora con la etiqueta de ciudad del futuro y sazonado con un poquito de éxodo bíblico para el mercado nacional, les presentamos: La Nueva Lima.

El propósito de esta nueva ciudad es destugurizar a Lima la vieja, en la que claramente ya nadie soporta vivir para constituir “La primera ciudad tecnoecológica del Perú.” Los promotores esperan que al proyecto se muden 2 millones de personas, por ello aparte de las viviendas construiran su propio centro financiero en el que tienen previsto erigir el edificio más alto de Latinoamérica con 121 pisos, un clúster tecnológico, universidades, residencias universitarias para al menos 10 mil estudiantes, colegios, zona industrial, olimpic center, fashion center, clúster gastronómico, terrapuerto, helipuerto, aeropuerto y un infaltable circuito de golf.

Por si fuera poco, el complejo también promete “Limaland”, una suerte de parque de diversiones al estilo Disneyland en Perú, donde — como declara nuevamente su promotor — “Los jóvenes universitarios podrán trabajar”.

Esto solo es una muestra de las promesas que la Nueva Lima ofrece a sus futuros habitantes en su página oficial y que he podido rescatar de algunas otras fuentes entre vídeos promocionales y notas de prensa, promesas tan deslumbrantes como inconsistentes.

Lo que tampoco es buena señal es que esta nueva ciudad es una iniciativa netamente privada y de una única empresa, al parecer gestándose desde el 2016 por la Corporación Zolla SAC. que promete una ciudad idílica al nivel de Dubái sin entrar en mucho detalle sobre cómo se financiará o construira el proyecto, cuales son las etapas, cuando se podrá habitar, o sencillamente como se obtendra el agua para los residentes.

Todo estaria bien si esto fuera solo un delirio empresarial, o una extrañamente exagerada maniobra marketera de la Corporación Zolla, sin embargo, ya se habrían adquirido 4000 lotes en el proyecto Nueva Lima por 2200 familias, a pesar de que no hemos podido encontrar alguna pronunciación oficial del Ministerio de Vivienda sobre este gigantesco proyecto inmobiliario.

No sabemos si es más preocupante el silencio del gobierno, el desierto geográfico en el que pretende construirse el proyecto o la torpe visión de ciudad que tienen los promotores. Esta idea de ciudad reducida solo a clichés constructivos y el fetiche tecnológico de la smartcity son las arenas en la que tristemente muchas(todas) las promesas por una nueva Lima no llegarán a concretarse.

Este proyecto solo puede ser obra de una demagogia tras la que se esconde una maquinaria empresarial que busca únicamente el lucro mediante la explotación del suelo desértico barato y los sueños de los propietarios.

Aunque los promotores aseguran (sin mostrar pruebas) haber cerrado contratos con empresas transnacionales para la construcción del centro financiero y su diseño arquitectónico con una compañia inglesa, asi como acuerdos para las obras de infraestructura que incluyen la construcción de una planta de energía solar, planta de captación y tratamiento de agua subterránea, y un moderno sistema de tren eléctrico urbano de cabinas suspendidas; aún quedan serias dudas sobre su factibilidad y supervivencia, mientras que los vendedores de lotes aseguran que el proyecto Nueva Lima estará completo en 14 a 16 años no existe sobre la arena una construcción más allá de un pavimento y una fuente.

¿Sobrevivirá la Nueva Lima como la ciudad hito que marcará un nuevo Perú en los primeros años del bicentenario, o quedarán sus rascacielos imaginarios en la arena del desierto junto a la esperanza de los fundadores?



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