PARTE I: Pedro Francke es el ministro de Economía y Finanzas del
Perú y, en tal condición, presentó el presupuesto del sector público para el
año fiscal 2022.
En realidad, esperábamos otra cosa,
no por Pedro Francke, sino por el gobierno al que pálidamente o, mejor, contradictoriamente
representa.
Porque el presupuesto de Francke no
guarda correspondencia ni biunívoca ni imperfecta con los principios del
Gobierno Popular, dando por cierto el discurso del 28 de julio pasado.
Más bien, guarda simpática relación con
la oposición que durante la presentación del ministro guardó los colmillos que
afila para cuando se presente Maraví.
Porque Francke ha presentado un presupuesto
neoliberal. Continuista hasta en los números, hasta en las cantidades. Un
congresista de Podemos, desde un punto de vista técnico y no principista, lo ha
dicho mejor que cualquier otro: el presupuesto de Francke es el mismo que hemos
tenido más de 40 años y solo presenta un incremento nominal, pero ningún cambio.
Es más de lo mismo.
Es más, ese incremento nominal previsto
para el año 2022, como todos los neoliberales, Francke lo mide con respecto al presupuesto de apertura (PIA)
del año 2021 y no con respecto al presupuesto ejecutado del 2021. Un sano
criterio de practicidad, sino de objetividad, debiera hacer una comparación del
nuevo presupuesto previsto con el presupuesto ejecutado o con el modificado que
está en ejecución en el año corriente (PIM), que son los que –práctica social
de por medio – nos miden más realistamente la necesidad de servicios públicos y
la capacidad de gasto para su atención por parte del Estado.
Claro que este no es un presupuesto de
Gobierno Popular, es el presupuesto que dejó elaborado Sagasti o sea su
ministro Waldo Mendoza y que Francke ha hecho suyo, sin una sola palabra de
crítica. Por supuesto que no tuvo rubor cuando, justificando su evidente giro
personal, dijo que una cosa es como opinador y otra cuando se está sentado en
el escritorio (de ministro).
Francke no solamente no ha criticado al
neoliberalismo, sino que ha hecho apología de él. El Marco Macroeconómico
Multianual aprobado a pedido del ministro de Economía y Finanzas es apología
pura y dura, al neoliberalismo. Y el presupuesto de Francke es la consecuencia
lógica de esa apología repetitiva, absurda desde el punto de vista de las
necesidades de la población hacia la cual tiene que ir el gasto presupuestal.
Ni un solo indicador de desarrollo humano,
ni una sola mención a la productividad o al desempleo, al desarrollo o atraso
tecnológico, nada sobre la discriminación que sufren millones de peruanos sin
derecho a los servicios básicos. El presupuesto primario neoliberal de Francke
no mira al Perú, no mira las necesidades de los pueblos, se fundamenta en
estadísticas de la economía externa y en su comparación con indicadores
macroeconómicos que no tienen correlato en la economía familiar, que finalmente
es el fin verdadero de toda economía.
La curiosa situación política del Perú
tiene un elemento más. El Gobierno Popular tiene un presupuesto neoliberal. La
aliada de Pedro Castillo le ha prestado, para el MEF, un ministro que no es
ministro del gobierno popular sino de la oposición.
Esto debe estar desde ahora muy claro:
porque a la hora que el pueblo pida cuentas, se las tendrá que pedir a quienes
están cobrando tan caro su apoyo.
El, ayer nomás, sabiondo crítico del
monopolio cervecero, hoy -ya desde el escritorio- se olvidó de su posición
crítica (no de clase, que es otra cosa) y calló en todos los idiomas sobre esos
monopolios que no pagan los impuestos con los que hay que alimentar
precisamente el presupuesto.
Y por el contrario, dijo que esta vez
Salud se incrementa poco, porque el año pasado ya se incrementó mucho.
La apología al neoliberalismo de la
que Francke está nutrido (y que profesionalmente lo desnutre) le impide
elaborar una propuesta presupuestal al servicio del pueblo.
Hay aquí una incapacidad ya no profesional,
sino de clase.
No podemos aceptar un presupuesto donde
la metodología de su formulación son ajenas a las necesidades del pueblo, que
no nacen de una evaluación objetiva de la ejecución del presupuesto del año anterior.
Resultado de ello es que el presupuesto primario neoliberal de Francke,
prolonga el centralismo distribuyendo el 71% al gobierno central, dividiendo el
resto entre los gobiernos locales y los gobiernos regionales.
Cuando se vayan agudizando los problemas
económicos y estallen las protestas regionales, posiblemente Francke ya no esté
la frente del timón económico, porque su precario récord laboral lo pinta como alguien
que evita la «fatiga». Pero, cuando el pueblo juzgue, la prensa mediática sin
duda, lo protegerán; y direccionarán toda la responsabilidad a Pedro Castillo;
al Pedro, «Inocencio»; al que sufre el acoso de la derecha y de los que en
verdad son aliados de ésta, los que disfrazados de «progresistas» se han
infiltrado en el Gobierno Popular y ahora cobran su «apoyo» al precio de contaminarlo
al punto de poner en riesgo su carácter popular.
Escrito por el Periodista: Jaime Luis
Chihuala
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