Concentración media de cadmio y plomo
en maca analizada excede límites permitidos por la OMS. Ingestión directa o
indirecta de metales pesados conlleva riesgo cancerígeno. Perú es principal
productor mundial de maca, por lo que se requiere minimizar impactos negativos.
Por Pablo Corso
SciDev.Net, 8 de setiembre, 2021.- El
hallazgo de metales altamente contaminantes en la maca (Lepidium meyenii),
tubérculo originario de la región andina peruana, reaviva la preocupación sobre
las consecuencias de la actividad minera y metalúrgica en el departamento de
Junín, en el centro del país, principal productor del cultivo.
Un estudio publicado en la revista
Toxicology Reports reportó elevados niveles de arsénico, cadmio y plomo en el
cultivo que crece por encima de los 4.000 metros.
Diversas investigaciones plantean que
la maca es rica en minerales, previene la osteoporosis, mejora la memoria, combate
la disfunción sexual, alivia el síndrome menopáusico, y presenta propiedades
antioxidantes y antitumorales.
El estudio detectó que la
concentración media de cadmio en los hipocótilos (parte subterránea del tallo)
recolectados en áreas influenciadas por actividades mineras y metalúrgicas fue
de 0,32 ± 0,23 miligramos por kilo, y la de plomo, 0,20 ± 0,12 mg/kg.
Esos valores exceden en tres y dos
veces respectivamente lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud y
suponen un riesgo cancerígeno por encima de los límites tolerables, advierte el
trabajo financiado por la Universidad Nacional del Centro del Perú.
Los metales pesados pueden ingresar
al cuerpo a través del agua, la inhalación o el consumo de vegetales
contaminados.
Sus efectos adversos son múltiples:
cáncer, enfermedades pulmonares y neurológicas (arsénico); problemas en la
función renal, descalcificación, toxicidad hepática e hipertensión (cadmio);
daños al cerebro y al riñón, efectos negativos sobre el sistema nervioso y la
sangre de los niños (plomo).
En el caso del área estudiada, “los
pobladores señalaron enfermedades gástricas, respiratorias, osteoporosis y daño
hepático durante la colecta de las muestras y en encuestas a familias
residentes”, revela Edith Orellana Mendoza, autora principal del trabajo, en un
correo electrónico a SciDev.Net.
Si bien los resultados indicarían que
el consumo de maca es seguro para la alimentación de los pobladores, “estaría
amenazando su salud en el mediano y largo plazo, sobre todo en los niños”,
alerta.
Más allá de las consecuencias para la
salud, estos hallazgos tienen implicancias graves para la economía peruana.
Aunque Perú es el primer exportador
mundial de maca, sólo el 5 por ciento se vende al exterior, “posiblemente
debido al contenido de metales pesados en los hipocótilos, que ya viene
afectando la economía de las familias de bajos ingresos”, subraya el estudio.
“El mercado internacional exige
calidad del producto y cumplir con los estándares con fines de exportación”,
recuerda Orellana respecto del tubérculo que consumen Estados Unidos, Canadá,
Inglaterra, Alemania, China y Japón, entre otros países.
La investigadora agrega que es
necesario difundir estos resultados a fin de que las empresas mineras minimicen
su impacto negativo en relación a este producto usado en la dieta y el comercio
andinos.
El papel de la minería
Entre 2008 y 2018 la minería y el
agro impulsaron el crecimiento de la economía de Junín en un 67 por ciento.
Como contrapartida, los elementos residuales de la extracción de plata, plomo,
zinc y cobre generan daños al ambiente, sobre todo cuando se producen
filtraciones de los vertederos y se acumulan desechos del proceso.
Uno de los casos más dramáticos es el
de La Oroya, en el oeste de Junín, donde el suelo y el aire están contaminados
desde 1922, cuando inició sus operaciones el complejo metalúrgico de la ciudad.
En la parte antigua de esa localidad,
la concentración de plomo supera hasta 40 veces los límites permitidos. En 1999
el Ministerio de Salud diagnosticó una situación crítica de intoxicación con
ese metal, tras estudiar la sangre de 346 niños.
Siete años después, La Oroya fue
considerado como uno de los diez lugares más contaminados del planeta. La
empresa Doe Run finalizó las operaciones en 2009, pero los problemas
continuaron.
Un informe de 2016 volvió a encontrar
niveles excesivos de cadmio, plomo, mercurio y arsénico en menores de 15 años
de esa ciudad y de Cerro de Pasco, también dependiente de las actividades
extractivas.
Los 24 niños evaluados “presentaron
de forma predominante niveles elevados de las especies de arsénico más
peligrosas”, se lee en la publicación difundida por el colectivo de
organizaciones Red Muqui.
“No fue una sorpresa encontrar esos
niveles en las mediciones”, reconoce vía WhatsApp el médico Fernando Osores,
autor de ese informe.
El seguimiento de aquellos niños
reveló que “la mayoría desarrolló patologías como aplasia medular (desaparición
de los glóbulos sanguíneos de la médula ósea), leucemias, trastornos del
comportamiento y anemias con sangrados”, agrega Osores, investigador en
enfermedades infecciosas y tropicales por la Universidad Peruana Cayetano
Heredia.
Osores, quien no participó en la
investigación publicada en Toxicology Reports, asegura que medidas
gubernamentales como las declaratorias de emergencia y las mesas de diálogo son
insuficientes, y critica la ausencia de planes de contingencia para situaciones
de riesgo.
Aunque considera novedoso el hallazgo
de arsénico y cadmio en una planta “usada y promocionada como medicinal”, el
médico opina que un mejor “estándar de oro” para medir la ingesta de metales
pesados hubiera sido la papa, “de uso alimentario endémico en regiones
altoandinas”.
“El problema más crucial radica sobre
aquellos pasivos ambientales mineros abandonados por la minería informal… La
remediación de las áreas afectadas es mínima”.
Edith Orellana Mendoza, Universidad
Nacional del Centro, Perú
El gobierno peruano lleva
documentados 4.867 casos de personas expuestas a metales pesados en todo el
país, recordó Amnistía Internacional el año pasado.
En este contexto, es fundamental
abordar la situación de los 7.956 pasivos ambientales mineros (PAM)
–instalaciones, efluentes, emisiones o residuos de las operaciones inactivas
que constituyen un riesgo para la salud o el ambiente– en todo el territorio.
El 42 por ciento de los 921
calificados como de alto o muy alto riesgo permanecen “sin gestionar”, advirtió
recientemente la Contraloría General de la República.
“El problema más crucial radica sobre
aquellos PAM abandonados por la minería informal”, explica Orellana. “La
remediación de las áreas afectadas es mínima”.
Entre 2004 y 2019, el Estado
transfirió unos US$ 84 millones para la remediación de 936 PAM en 23 antiguas
unidades mineras, pero sólo se sanearon siete de ellas.
En los países en vías de desarrollo,
la evaluación de los riesgos a la salud debería ser prioritaria para lugares
donde la actividad minera y metalúrgica es un gran causante de la contaminación
del suelo, el agua, el aire y la comida, recalca el estudio de Toxicology
Reports.
Los investigadores recomiendan la
realización de monitoreos continuos, sobre todo en los niños, que identifiquen
las rutas de exposición más frecuentes y determinen con mayor precisión los
riesgos a la salud y los ecosistemas.
Para revertir la situación tanto en
la salud como en la economía, el gobierno peruano deberá trascender las lógicas
del rédito inmediato en pos del bienestar de sus ciudadanos, coincidieron los
entrevistados.
Enlace al artículo completo en
Toxicology Reports
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Fuente: Publicado por el portal SciDev.net: https://www.scidev.net/americalatina/news/maca-contaminada-revela-efectos-de-actividad-minera-en-peru/
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