Los primeros TICCA peruanos: autorreconocimiento y registro
Son actualmente cinco los primeros territorios indígenas
peruanos que se han autorreconocido como un Territorio de Vida, es decir, un
TICCA. Con ello han impulsado proyectos que apuntan a fortalecer su gobernanza,
a la vez que emprenden procesos para formar parte del registro TICCA, un
reconocimiento internacional que pone el acento en el aporte de sus territorios
y el rol de los pueblos indígenas a la conservación de la biodiversidad del
planeta.
De acuerdo al reporte “Territorios de vida: Informe 2021”, a
cargo del Consorcio TICCA, el 45 por ciento de las grandes áreas silvestres de
la cuenca del Amazonas se encuentra en territorios indígenas, donde la tasa de
deforestación es más baja y el riesgo de incendios forestales es menor, incluso
que en las áreas protegidas por los estados.
La razón de ser de un TICCA (territorios y áreas conservadas
por pueblos indígenas y comunidades locales) es que las decisiones y los
esfuerzos del pueblo o de la comunidad conducen a la conservación de la
biodiversidad, funciones ecológicas y los valores culturales asociados,
independientemente de las motivaciones originales o primarias.
Y es que, a pocos días de realizarse la Cumbre de Naciones
Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, durante el Congreso Mundial de la
Naturaleza o, en 2022, la próxima Conferencia de Partes (COP 15) de
Biodiversidad, por fin están en agenda pública la conservación del planeta y
sus actores protagónicos.
Todo está relacionado. Por ejemplo, nuestra calidad de
alimentación depende de cómo cuidamos nuestro medio ambiente. Igualmente, la mitigación
y adaptación a la inminente crisis climática en gran medida dependen de la
conservación de territorios clave como los bosques amazónicos, donde habitan
estos pueblos.
Entonces, es preciso decir que no se tomó en cuenta que los
pueblos indígenas, defensores de estos territorios, con esta labor cobran la
mayor importancia, pues sin ellos, los estados no se darían abasto para cuidar
zonas que producen alimentos sanos y habría mayor contaminación ambiental al
disminuir la biodiversidad a la velocidad actual en la que va.
A pesar de todo, los derechos de las poblaciones y
comunidades indígenas solo han sido reconocidos formalmente en una pequeña
porción de las tierras reclamadas. Gran parte de dichas áreas no están
cubiertas por el estado y se rigen de forma autónoma por los pueblos indígenas,
demostrando que son capaces de mantener la naturaleza fuera de los sistemas
estatales formales.
Los TICCA iniciales en el Perú
Si bien diversos pueblos indígenas en esencia calzan en la
categoría TICCA, sus prácticas ancestrales los convierten en agentes
fundamentales para la conservación desde mucho antes y más allá de cualquier
denominación que ello pueda tener.
En el caso de los pueblos amazónicos peruanos, son hasta el
momento cinco los territorios indígenas que han emprendido el camino de su
reconocimiento como TICCA. Estos son:
Estos, como otros territorios amazónicos fuera de esta lista, coinciden con una visión de conservación de sus territorios, dentro de una convivencia en armonía con el medio ambiente para mejorar su propia calidad de vida.
Para ello conservan aún sus tradiciones ancestrales a través
de lazos familiares, poseen mitos y leyendas que indican que tanto animales
como plantas tienen espíritus al igual que los seres humanos, por lo que viven
agradecidos con la naturaleza.
Se sienten en el deber de cuidar y respetar los tiempos de
veda en caza, pesca y recolección, realizan reforestación; en general, evitan
que nadie atente contra sus territorios conservados.
Sin embargo, pese a todo lo que están logrando, no cuentan
con un decidido apoyo estatal, acentuando su vulnerabilidad a diversas
presiones sobre sus territorios. La tala indiscriminada, la minería ilegal
entre otras amenazas son combatidas persistentemente y con vehemencia por ellos
mismos
Esta resistencia no sería posible sin la gobernanza que ellos
ejercen en sus territorios. Esta realidad preocupante es reconocida desde el
contexto internacional y desde el propio Consorcio TICCA.
Las primeras iniciativas TICCA
Ante ello, desde la iniciativa Apoyo Global a los TICCA
(GSI), a través del Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) del Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), estos cinco territorios actualmente
forman parte del proceso de "Autofortalecimiento de territorios y áreas
conservadas por pueblos indígenas y comunidades locales (TICCA) emblemáticos en
la Amazonía peruana".
Así, cada uno de ellos actualmente ejecuta proyectos en favor
de la gobernanza indígena, tales como el fortalecimiento de los autogobiernos y
naciones indígenas, liderazgos y capacitaciones comunales, seguridad jurídica y
defensa del territorio, economía indígena, entre otros.
Cada una de estas iniciativas también aspira a un objetivo
mayor: lograr el reconocimiento de los TICCA en los ámbitos local, nacional e
internacional.
El GTANW, un sistema de vida
El GTANW representa a la nación Wampís y es uno de los
territorios que calza en la categoría de TICCA. Con una extensión territorial
de 1 327,760 hectáreas donde se asientan 22 comunidades, tiene alrededor de 15
300 habitantes. Se refieren a su territorio ancestral como Iña Wampisti Nunke.
Reconocidos como un territorio autónomo a nivel
internacional, al amparo de la Declaración de los Derechos de los Pueblos
Indígenas de 2007 de las Naciones Unidas, cuenta con una red de aliados y goza
del reconocimiento fáctico de muchas instituciones del estado.
Con su proyecto en favor de la gobernanza territorial del
GTANW, apuntan a potenciar sus fortalezas ambientales, climáticas y sociales,
encontrándose actualmente comprometidos en fortalecer su estrategia contra la
crisis climática.
Los Wampís tienen como objetivos también mejorar su
artesanía, perfeccionar la producción de plantas medicinales, piscigranjas y
ampliar la exportación del plátano hacia Ecuador.
De otro lado uno de los logros más notables en defensa de su
territorio fue en 2018. Luego de una acción coordinada y continua con las
autoridades nacionales, los Wampis lograron expulsar la minería ilegal de oro
instalada a lo largo del río Santiago. Conscientes de la posibilidad de retorno
de estas mineras, la vigilancia sigue siendo permanente.
Yurilamas y la vigilancia comunal
La comunidad nativa de Yurilamas, de origen Kichwa, priorizó
en su proyecto la vigilancia y control comunal del territorio. Para ello
impulsaron la conformación de un comité de vigilancia comunal.
Asimismo, desplegaron acciones de alinderamiento. Esto último
especialmente porque los límites del territorio indígena se vieron presionados
por invasiones, acentuadas durante la pandemia del COVID-19, así como el avance
de la tala ilegal.
Su economía de subsistencia se basa en la producción agrícola
(sacha inchi, frejól, cacao, arroz y café), crianza y venta de animales como
majaz, pero sólo caza para consumo. Su territorio abarca 31 mil hectáreas.
Son aproximadamente una población de 300 habitantes. Cabe
señalar que, durante su proceso de consulta pública, el 100% de los comuneros
estuvieron de acuerdo en autorreconocerse y registrarse como un TICCA.
Los riesgos de los límites de territorios Matsés
Su territorio está titulado desde el 15 de julio de 1993 y
cuentan con una ampliación del año 2012. Tiene un total de 512,796 hectáreas,
lo que la convierte en la comunidad nativa titulada más grande del Perú.
Sus límites son, por el norte: Colonia Angamos, sur: Parque
Nacional Sierra del Divisor, por el este: Brasil; y por el oeste: Reserva
Nacional Matsés.
Junto a la comunidad Matsés, la organización Acaté Amazon
Conservation trabajó estrechamente con ellos, embarcándose además en la
preparación del expediente Matsés para su registro como TICCA.
Actualmente están desarrollando la última fase de su
proyecto. El objetivo es aprovechar sosteniblemente productos forestales no
maderables que generen ingresos económicos significativos a la comunidad y así
disminuir la migración y depredación de su territorio al no existir más
actividad económica que no fuera la madera.
La comunidad Matsés también debe lidiar con diversas
presiones en sus territorios, tales como el temor por la construcción de la
carretera “Genaro Herrera”, la cual generaría un impacto ambiental que
expondría 500 mil hectáreas de bosque que alberga vida salvaje y especies en
peligro de extinción, así como a pueblos indígenas no contactados.
Los pueblos indígenas Matsiguenka y Harakbut
En los casos de las comunidades indígenas en Madre de Dios:
Territorio ancestral Harakbut y el Pueblo Indígena Matsiguenka, en ambas
iniciativas se apuesta por el fortalecimiento de la identidad territorial a
través de su autorreconocimiento como TICCA y promoviendo la discusión entre
pueblos hacia una visión de territorios integrales.
Asimismo, también impulsan acciones para la seguridad
jurídica hacia la consolidación territorial, así como en favor de la economía
indígena, fortaleciendo sus capacidades para el uso de semillas como
alternativa para la puesta en valor de los recursos naturales de la comunidad,
además de crianza de peces para la seguridad alimentaria.
Las comunidades que conducen estos proyectos son Santa Rosa
de Huacaria y Palotoa Teparo. Sin embargo, al primar una visión de territorios
integrales, estas acciones se extienden a otras comunidades.
Beneficios de los TICCA para los pueblos indígenas y
comunidades locales
Sin embargo, no basta que dichos territorios indígenas reúnan
las características de lo que se denomina un TICCA, el primer paso que deben
dar es el de auto reconocerse como tal.
Este autorreconocimiento es el inicio de un proceso que
culmina con su registro, un reconocimiento avalado además internacionalmente, y
que conlleva ventajas como:
Mayor reconocimiento que podría ayudar en la obtención de
financiación y apoyo para acciones comunitarias.
Promover la discusión y documentación de los TICCA, lo cual
puede ayudar a las comunidades a apreciar los múltiples valores de sus
territorios, mejorando la apreciación de sí mismas, fortaleciendo la
solidaridad dentro de la comunidad y promoviendo la comunicación
intergeneracional y el compromiso de los jóvenes.
El proceso de registro puede desencadenar nuevas (o mejorar
las actuales) dinámicas participativas, incluyendo un mayor compromiso de los
jóvenes, lo cual puede beneficiar la gobernanza general de los TICCA.
Aspectos de la información de los TICCA y de los
conocimientos tradicionales que de otra forma podrían estar amenazados, pueden
ser almacenados y protegidos.
Es posible que registrando los TICCA en Base de Datos Mundial
sobre Áreas Protegidas y en el Registro TICCA se contribuya a su seguridad,
incluso al proporcionar una mayor visibilidad y legitimidad, o al mejorar el
reconocimiento y el respeto por la tenencia de colectiva, la autodeterminación,
los valores culturales locales y los derechos colectivos de los custodios.
Beneficios potenciales del turismo debido a una mayor
exposición (estos deben ser sopesados frente a los riesgos potenciales del
turismo excesivo).
Un sentido de solidaridad con otros TICCA.
Los registros TICCA
Luego del autorreconocimiento de los territorios como TICCA,
un proceso hacia adentro de las comunidades y pueblos, lo que sigue es que este
reconocimiento se extienda hacia el exterior. Para ello se puede aplicar el
registro TICCA.
Este proceso incluye el reconocimiento entre pares, así como
la recolección de una serie de datos para la conformación de un expediente que,
al ser enviado con la información solicitada para ser evaluado, hará posible el
reconocimiento oficial de dicho territorio como un TICCA.
Las comunidades custodias, tras un proceso de consulta
interna, pueden enviar su información a la Base Mundial de Datos sobre Áreas
Protegidas (WDPA), como también al Registro TICCA. El registro mundial TICCA es
un mecanismo creado para crear conciencia de la importancia de las prácticas de
conservación lideradas por pueblos indígenas.
Ambos contribuyen a hacer un seguimiento sobre los esfuerzos
de conservación alrededor del mundo como a aumentar la cantidad de información
respecto a la conservación liderada por pueblos indígenas y comunidades
locales.
Embarcarse en el proceso de registrase también constituye una
oportunidad para los pueblos indígenas de compartir información sobre sus
TICCA.
Así contribuyen a una mejor comprensión de la magnitud global
de áreas protegidas y conservadas, y a una mayor apreciación de las
contribuciones de los TICCA a la conservación, así como los retos que se
enfrentan en la defensa de sus territorios y formas de vida frente a diversas
amenazas.
En el caso de los primeros TICCA amazónicos, luego de haberse
autorreconocido como TICCA, han emprendido sus procesos de preparación de
expedientes para registrase sea en la WDPA, como también al Registro TICCA.
El registro es un reconocimiento que, si bien no tiene un
carácter vinculante, apunta a convertirse en una figura que refuerce la
protección a los territorios indígenas de diversas amenazas desde las políticas
públicas de los estados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario