La segunda vuelta de las
Elecciones del Perú celebradas el pasado domingo 5 de Junio más que un debate
sobre el presente y futuro ha sido una pugna de élites sobre el pasado.
El exministro de Energías, entre
1980 y 1982 bajo el gobierno del conservador Fernando Belaúnde Terry y también
exministro de Economía y Finanzas en 2001 con Alejandro Toledo, entre otros
roles, Pedro Pablo Kuczynski (PKK) se ha enfrentado a Keiko Fujimori.
Congresista e hija del expresidente encarcelado Alberto Fujimori, por corrupción
y crímenes de Lesa Humanidad, que ocupó el rol de Primera Dama entre 1994 y
2000.
Según el resultado electoral,
monitoreado por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), con el
92,55% de las actas procesadas Kuczynski es el nuevo Presidente del Perú al
obtener el 50,32% de los votos y Keiko el 49,68%. Una diferencia de poco más de
120.000 votos con la participación de más de 17 millones de peruanos[1].
Diferencia mínima que no ha provocado el no reconocimiento de los resultados
por parte de Keiko, posiblemente porque el triunfo de Kuczynski no sea en
realidad la derrota del proyecto económico fujimorista.
El enfrentamiento electoral entre
dos líderes se enfocó principalmente en una batalla de pugna nacional e
intereses históricos entre la élite fujimorista – que vende los años 90 como el
periodo “feliz” de instauración neoliberal bajo el Consenso de Washington y la
victoria bélica contra la guerrilla del Sendero Luminoso – y una élite de
centro y derecha vestida de antifujimorismo democrático. Propuesta apoyada por
personas reconocidas como el escritor Vargas Llosa. Rivalidad más enfocada en
choques personales, siglas, historias del pasado, o formas de hacer política,
que de diferencias económicas.
Esta rivalidad elitista en Perú
proveniente de los años 90 con sus precedentes, años duros del conflicto
armado, es tan presente en la actualidad peruana que llevó incluso a que la
candidata alternativa al neoliberalismo Verónica Mendoza del Frente Amplio, que
fue rival tanto de Keiko como de Kuczynski en la primera vuelta del 10 de abril
quedando en tercer lugar, diera finalmente apoyo a Kuczynski por miedo al
retorno del fujimorismo. Un apoyo que al principio negó afirmando que los dos
candidatos defienden un modelo de desarrollo no sostenible, a favor de la
flexibilización y el recorte de los Derechos Laborales, e incluso atacando los
Derechos Humanos[2]. Pero finalmente acabó cediendo a favor de Kuczynski
justificando el voto “contra la señora Fujimori” y “para cerrar el paso al
fujimorismo sólo queda marcar PPK”[3].
Posiblemente un error estratégico de
Mendoza, caer en el juego de la dialéctica de la élite posicionado Fujimorismo
vs Antifujimorismo como principal asunto y dejando en un segundo lado el
Neoliberalismo vs Antineoliberalismo.
Usando la segunda dicotomía y
analizando el área de Relaciones Internacionales e Integración Regional como
indicador, podemos ver que tanto Keiko como Kuczynski tienen un mismo programa
respecto este punto; potenciar el regionalismo abierto y los Tratados de Libre
Comercio (TLC) de la Economía Neoliberal. Una estrategia vestida desde 2012,
junto a Chile, Colombia y México como la Alianza del Pacífico para hacer frente
a los proyectos soberanos y antineoliberales como MERCOSUR y ALBA-TCP que
dijeron No al ALCA con Estados Unidos y a los TLCs.
La Alianza del Pacífico es un
proyecto de economía neoliberal que tanto la línea de Fujimori como Kuczynski
la apoyan férreamente e incluso en su campaña electoral sus discursos
reflejaron su defensa como ataque al “regionalismo bolivariano”[4]. Álvaro
Vargas Llosa, hijo del Premio Nobel, en su análisis post-electoral argumentó a
la pregunta de cómo serían las relaciones internacionales de un potencial
gobierno de Kuczynski que “él es una persona que cree mucho en la Alianza del
Pacífico y cree en una integración moderna con América Latina moderna y no el
tipo de integración que quieren los regímenes populistas autoritarios”[5], en
referencia a Venezuela y los países del ALBA-TCP.
Da igual si ganase Keiko o
Kuczynski en referencia a la Integración Latinoamericana y la cooperación
Sur-Sur. Sus mismas apuestas a favor del neoliberalismo económico, por los
TLCs, en defensa del desarrollo exógeno y la economía internacional contra el
proteccionismo endógeno, en pugna continental contra el ALBA-TCP y MERCOSUR,
potenciando la inversión extranjera de multinacionales frente a inversión
pública, o mirando más hacia Asia y Estados Unidos que Latinoamérica con el
macro Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP),… hacen menguar sus
pugnas partidistas que usan bajo el debate Fujimorimo vs Antifujimorismo.
Aún así, esto no fue visto por 17
millones de peruanos de casi 21 millones de electores, el 82,19% de
participación, que fueron a votar. Los votantes se decantaron por un candidato
u otro en esta segunda vuelta electoral, efecto que hizo justificar a la
política institucional peruana las supuestas diferencias entre Keiko y
Kuczynski -en sus programas electorales, en sus experiencias biografías, o en
su espectáculo mediático – y ocultar finalmente las fuertes similitudes y la
gran victoria electoral; la de la hegemonía del Neoliberalismo y la Alianza del
Pacífico.
Escribe
Aníbal Garzón
Notas
[1]
https://resultadoselecciones2016.onpe.gob.pe/PRP2V2016/Resumen-GeneralPresidencial.html#posicion
[2]
https://www.youtube.com/watch?v=lYya4U6j6zY
[3]
http://peru.com/actualidad/politicas/veronica-mendoza-facebook-voy-votar-contra-keiko-fujimori-noticia-457306
[4]
http://www.20minutos.com.mx/noticia/96928/0/fujimori-promete-fortalecer-presencia-peruana-en-alianza-del-pacifico/
[5] http://www.t13.cl/radio/mesa-central/noticia/alvaro-vargas-llosa-y-posible-victoria-ppk-cree-mucho-alianza-del-pacifico
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