miércoles, 28 de febrero de 2018

LA CONFUSIÓN FAVORECE A LOS ENEMIGOS COMO EL MINAM Y LA MINERÍA ILEGAL EN EL PERÚ






El diario El Comercio publicó el lunes 22 de octubre unas declaraciones de la ministra del Ambiente, Elsa Galarza, sobre el rol del Ministerio del Ambiente (Minam) en la lucha contra la minería ilegal: “Galarza: ‘Era absurdo que el Ministerio del Ambiente vea interdicciones’ / Titular del Minam remarca que su cartera ya no liderará la cruzada por la formalización minera”. Y anuncia un nuevo enfoque integrado.

Deducir el orden de ideas de la ministra requiere de una lectura atenta y paciente. Pero su narrativa acaba siendo la siguiente: “en la gestión de Manuel Pulgar-Vidal, (se libró) una guerra de interdicción contra los mineros informales liderada por el Ministerio de Ambiente. (Esta fue una) cruzada por la formalización minera. En el caso de Madre de Dios, no hay un solo minero formalizado. Ello demuestra el fracaso de la interdicción. Lo que se necesita es tener un esfuerzo integrado, donde articularemos las diferentes acciones que están tomando los sectores. Antes se ponía en un paquete a todos: la minería aluvial de Madre de Dios y la de socavón en Ica. El enfoque ha cambiado y produce avances” (1.012 mineros formalizados vs. solo 104 en el gobierno de Humala).

La ministra anuncia avances, pero la maleducada realidad se niega a respaldarla. El proyecto MAAP, de la Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica, registra 45.000 hectáreas devastadas por la minería ilegal durante 2017 (solo hasta agosto) y nuevos focos en setiembre y octubre.



Las denuncias contra el Estado peruano, por su desatención de los pueblos amazónicos contaminados con mercurio, van en aumento. La contaminación asoma por todos lados. La opinión internacional es que la minería ilegal ha salido completamente de control en el Perú.

¿Alguna vez se libró una guerra de interdicción contra los mineros informales, liderada por el Minam, con el propósito de conducirlos a formalizarse? La respuesta es no. La ministra rompe lanzas contra molinos de viento. Lo grave es que esta tesis de la “guerra errada contra los pobres buenos” es exactamente la patraña esgrimida por líderes notorios de esa mala minería. Pero no es el señor Otsuka quien la propala ahora, sino la propia ministra del Ambiente.



Como es sabido, las interdicciones no actúan sobre mineros informales (aquellos inscritos en el registro que lleva el Ministerio de Energía y Minas); sino contra los ilegales que, por ejemplo, ocupan zonas prohibidas para la minería. Existe una estrategia nacional de interdicción vigente (DS 003-2014-PCM), que identifica los enclaves de minería ilegal cuya erradicación es prioritaria. Estos son, fundamentalmente, áreas protegidas y cabeceras de cuenca.  

El Minam solo “vio” interdicciones (en el sentido lógico de participar en su planeamiento y ejecución) en sus primeros años, con Antonio Brack. Muy sonado fue el caso, por ejemplo, del desalojo de los taladores ilegales del Bosque de Pómac; donde fueron asesinados dos policías. También mantuvo el Minam cercana coordinación con las fuerzas del orden cuando, a instancias del buen Brack, el Gobierno de Alan García decidió reconocer que la minería ilegal en Madre de Dios era un problema, y hacer algo al respecto. Esa coordinación se debilitó hasta casi desaparecer en el Gobierno de Humala, donde las interdicciones fueron planeadas y ejecutadas con ínfima o ninguna participación de oficiales del Minam. Muchas acusaciones hemos escuchado, sobre mineros advertidos de los operativos, sobre la destrucción de chatarra mientras la maquinaria útil quedaba a buen recaudo, sobre golpes dados justamente en el sitio equivocado. Lo cierto es que esas interdicciones sin concurso del Minam no obtuvieron impacto disuasivo contra los mineros ilegales; que medraron y proliferaron.

¿Es la formalización el correcto objetivo central del Estado, ante la minería ilegal, especialmente desde el rol que le cabe al Ministerio del Ambiente? ¿Son las cifras de formalización un indicador adecuado de cómo estamos yendo? La respuesta es, nuevamente, no. El objetivo fundamental del Estado debiera ser recuperar algún control sobre un expansivo territorio gobernado completamente por el crimen organizado, con enclaves principales en La Pampa, en Quincemil y en La Rinconada. Y al Minam le corresponde salvaguardar la salud ambiental de los millones de personas afectadas negativamente por la devastación ecológica, la contaminación con metales pesados y la pérdida de oportunidades dignas de trabajo, como el ecoturismo, en uno de los lugares más ricos en diversidad biológica y recursos naturales del mundo entero. Los sujetos en quienes corresponde enfocarse al Estado no son los mineros informales, sino los cabecillas ilegales y sus cómplices, por un lado; y las víctimas de la minería informal e ilegal, que son la mayoría sufriente e invisible. Poner a los patrones informales y a las cifras de formalización en el centro de las preocupaciones solo es un subterfugio, para distraernos de la desprotección a que el Estado somete a los millones de víctimas de esa minería, haciendo caso omiso de la Constitución y de las leyes.

Los informales, dicho sea de paso, fueron legalmente inventados por el gobierno de Humala, con plazos perentorios que fueron ampliados una y otra vez, hasta desfigurar completamente el proceso. Este Gobierno ha seguido el mismo curso: La última ampliación fue decidida en enero de este año, por otros tres años . Los informales gozan en el Perú de una patente de corso (conocida como “Declaración de Compromisos”) que les permite vender libremente su mineral. Ni sus operaciones extractivas ni sus operaciones comerciales son reprimidas. En consecuencia, carecen de mayores incentivos para formalizarse. El impacto ambiental y social de sus labores es igual de pernicioso que el de los ilegales. La diferencia no pasa de un papel.

El Minam jamás ha liderado una “cruzada por la formalización”, salvo quizá en sentido metafórico o en las declaraciones de algún funcionario entusiasta. Porque no le compete legalmente. La formalización compete a los gobiernos regionales, con apoyo de la Dirección General de Formalización del Ministerio de Energía y Minas. Es sumamente raro que la ministra anuncie que va a dejar de hacer algo que su sector nunca hizo ni la ley le permite.

¿Alguna vez se puso “en un paquete a todos” los mineros informales? Otra vez no. De hecho, el Minam y el MEM, desde 2013, dieron respaldo político al proyecto “Better Gold Initiative / Oro Responsable” de la Cooperación Suiza, que busca formalizar y certificar a mineros de socavón del Sur; cuyos impactos ambientales y organización social son muy diferentes a la minería aluvial en selva . Más estratégicamente, el Minam explicó repetidas veces que existe una pirámide de la minería informal e ilegal, con gente muy pobre y necesitada en la base; concesionarios abusivos, empresas formales que suministran equipos e insumos y compran mineral a los mineros, en el medio; y funcionarios corruptos, sicarios organizados y lavadores de activos en la cúspide. He repetido durante más de una década que descabezar esa cúspide debe ser la meta. Entiéndase de una buena vez: la minería ilegal es crimen organizado.



Minam. Minería aurífera artesanal y en pequeña escala, y minería ilegal en el Perú. Presentación ofrecida por Ernesto F. Ráez Luna, asesor de la Alta Dirección. Segundo Foro Global Sobre Minería Aurífera Pequeña y Artesanal. Lima, 3 de setiembre de 2013.

¿Es la primera vez que se intentará “un enfoque integrado”? Tampoco. Brack presidió una mesa multisectorial. Humala, a instancias del Minam, instaló una Comisión Multisectorial Permanente de Seguimiento de las Acciones del Gobierno frente a la Minería Ilegal (DS 075-2012-PCM). La Estrategia de Saneamiento de la Pequeña Minería y Minería Artesanal (DS 029-2014-PCM) establece cuatro ejes de acción: formalización y acompañamiento de mineros formalizados, fiscalización y control, y remediación social y ambiental. Estas normas están vigentes; pero se actúa como si no existieran. La pregunta que debería hacerse la ministra es: ¿Por qué, si ha existido un intento tras otro de atender el problema integralmente, estos han sido rápidamente encarpetados y desconocidos?

Aquí, el Minam, definitivamente, sí tuvo liderazgo; nuevamente gracias a Antonio Brack. El Minam, a partir de 2010, aportó información crucial, decisiones creativas y energía moral para la lucha contra la minería ilegal; en buena parte porque la ciudadanía veía en la joven institución y en sus miembros un sentido de misión y un aura de incorruptibilidad. El mejor y efímero momento de esa orquestación ocurrió durante el Gobierno de Humala, en el seno de la Comisión Multisectorial Permanente. Esta hizo posible que las diversas organizaciones del Estado, que debían atender distintos aspectos del monstruoso pulpo, se sentaran alrededor de una misma mesa y empezaran a compartir información sobre el problema, una semana tras otra. De ahí emergió una comprensión mucho mejor del fenómeno; y se dio el valiosísimo involucramiento de la Sunat, que condujo meses más tarde a la intervención de la Unidad de Inteligencia Financiera de la SBS en el tema. Esto ha llevado a unas pocas acciones bien encaminadas, en el Gobierno anterior y muy especialmente durante este Gobierno, al decomisar oro ilegal y aprehender a los primeros peces gordos, exportadores del vil metal.

Justamente eso, seguir la ruta del dinero y caerle a los peces gordos, es lo que el Minam promovió en el seno de la Comisión mencionada, entre 2012 y 2014; nunca interdicciones a tontas y a locas. Pero el Minam se ha quedado una y otra vez completamente solo; porque en el Perú las fuerzas favorables a la minería ilegal, dentro y fuera del Estado, son mucho más fuertes. En el Gobierno pasado, el frágil liderazgo interno del Minam se esfumó cuando el Presidente Humala se desentendió del tema, y especialmente a partir de la creación de la oficina del Alto Comisionado para la minería ilegal, en 2013. Desde ese momento, el Minam, para todo efecto práctico, ha sido furgón de cola de la PCM y del MEM en lo que corresponde a la minería ilegal e informal. La ministra Galarza heredó la ingrata tarea de administrar la derrota política de su sector como líder moral de una guerra que el Perú entero viene perdiendo. Ha quedado infinitamente claro que no tiene intención de despeinarse por rescatar ese liderazgo.

Sin embargo, el Minam está obligado a “hablar” e interesarse en la atención de los delitos ambientales. Sería no solo absurdo sino un prevaricato si no lo hiciera. La ministra, legal y políticamente, no puede desentenderse de las interdicciones. ¿Alguien puede imaginarse al ministro de Cultura desentendido de las invasiones de restos arqueológicos; a la ministra de la Mujer desentendida de la persecución de los agresores de mujeres; al ministro de Educación desentendido del robo de material educativo? Lo más extraño de todo es que el Minam sí está atendiendo a las interdicciones, en línea con la estrategia nacional aprobada en el anterior gobierno. Es así que el Sernanp (que está adscrito al Minam) ha tomado parte en la coordinación de los operativos policiales ejecutados para erradicar a los mineros ilegales de la Reserva Nacional Tambopata, con éxito notable y elogiable. Cuando el sector Ambiente ha tenido parte en las interdicciones, estas han resultado más efectivas. Esto se debe, entre otras cosas, a que el personal del sector suele tener mejor conocimiento de los casos concretos y del terreno de operaciones. El 17 de octubre, se aprobó la Resolución Presidencial 249-2017-Sernanp, que establece la estrategia de lucha contra la minería ilegal en áreas naturales protegidas por el Estado. Todo ello está muy bien y nadie podría encontrarlo absurdo. Salvo la propia ministra.

Estimada ministra, ¿por qué no emplea a su favor la inmensa buena voluntad de la ciudadanía hacia su ministerio y hacia la lucha contra la mala minería? No tiene usted idea de cuánto bien le deseamos, cuánto necesitamos un Minam fuerte y valiente, y cuán lejos estamos de ser sus enemigos.

Por Ernesto Raez

DESTRUIR LA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL DAÑA EL DERECHO A UN AMBIENTE SANO






El derecho a un medio ambiente sano y equilibrado consagrado en el artículo 2 numeral 22 de la Constitución Política del Estado Peruano se materializa no únicamente con su reconocimiento sino de manera necesaria con la existencia de instituciones que garanticen dicho derecho como sería la existencia de un Ministerio del Ambiente con todas las competencias con la que fue creada, como por ejemplo, poder establecer zonas reservadas, sin el derecho de veto -“refrendo”- de los sectores productivos que tienen conflictos de intereses con la conservación de la diversidad biológica; así como, la potestad de aprobar Estándares de Calidad Ambiental y Límites Máximos Permisibles de manera directa y contando con la opinión de los sectores productivos competentes pero no con el actual freno que significa requerir el refrendo de los mismos.

El derecho a un ambiente sano y equilibrado no solo implica su reconocimiento y la existencia de un ente rector en materia ambiental que lo efectivice sino además de presupuesto suficiente para llevar adelante sus funciones de protección y fiscalización ambiental.

Es por eso que se implementa una Autoridad Ambiental Nacional con el suficiente nivel, las competencias y el empoderamiento que le permita conducir la política nacional ambiental- entendiendo que nos encontramos en el cuarto país más megadiverso del mundo constituyendo dicha diversidad la fuente de recursos estratégicos para el desarrollo del país, expresados en bosques nativos, paisajes diversos y áreas naturales, especies de flora y fauna silvestres, además del gas natural y recursos mineros- es así que nos referimos a un Ministerio del Ambiente, como cabeza del sector ambiental, tal y como se puede apreciar en la Exposición de motivos del Decreto Legislativo Nª 1013, que aprueba la Ley de Creación, Organización y Funciones del Ministerio del Ambiente.

Se urge un ente que tenga las competencias y atribuciones necesarias para prevenir mayores impactos y costos ambientales y sociales, con énfasis en mejorar el Sistema Nacional de Evaluación del Impacto Ambiental, así como los Estándares de Calidad Ambiental- ECAs- y Límites Máximos Permisibles- LMP- para las actividades productivas así como vigilar su cumplimiento estricto. Asimismo, el ordenamiento territorial nacional para el desarrollo, a través de la zonificación ecológica y económica- ZEE- a nivel nacional, regional y distrital debería ser la base para un uso ordenado de los recursos y la ocupación del espacio.

el-carbonero.com

Los beneficios de contar con un Ministerio del Ambiente se reflejan, especialmente, en una reversión de los procesos negativos que afectan al ambiente y la salud de las personas; la prevención de mayores impactos en el ambiente a futuro con el mejoramiento del Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental, los Estándares de Calidad Ambiental y los Límites Máximos Permisibles, y claramente, la mejora de la gestión de las áreas naturales protegidas por el Estado.

I. Financiemiento ambiental recortado

El artículo 12 de la Ley Nª 30230- Ley que establece medidas tributarias, simplificación de procedimientos y permisos para la promoción y dinamización de la inversión en el país- establece como regla general, que a partir de la dación de la norma en cuestión, todos los recursos que se recauden por conceptos de multas impuestas por las entidades estatales en cumplimiento de su función fiscalizadora constituirán parte del tesoro público. El segundo párrafo del artículo 12 plantea una excepción a dicho mandato señalando que no se encuentran bajo sus alcances aquellas entidades que destinan lo recaudado por imposición de multas a un fin específico establecido en ley especial vigente a la fecha de la emisión de la Ley Nª 30230.

Este artículo es inconstitucional porque impide una efectiva tutela del derecho a un medio ambiente sano y equilibrado amparado en el artículo 2 numeral 22 de la Constitución Política del Perú, al privar a OEFA que utilice las multas que impone para poder hacer gestión ambiental y fiscalización ambiental tal como lo ordena el artículo 21 de la Ley Nª28245, Ley  Marco del Sistema Nacional de Gestión Ambiental, que estipula que lo recaudado por concepto de multas impuestas por la comisión de una infracción ambiental será destinado a las actividades de gestión ambiental de la población y/o áreas afectadas. Las actividades de gestión ambiental son diversas, incluyen la generación de información ambiental, protección de áreas naturales protegidas, rehabilitación de áreas ambientales degradadas, fiscalización ambiental, entre otras. Es de la misma opinión el propio Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental- OEFA (Informe Nª058-2015-OEFA/OAJ), además del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos en la opinión jurídica del Oficio Nª 246-2015- JUS/ DGDO J.      

II. Impunidad ambiental y derrames de petróleo



El artículo 19 de la Ley 30230, a manera de resumen, impedía que OEFA pudiese multar a un infractor para preferir que este corrija de “buena voluntad” o por iniciativa propia su conducta, lo cual archivaba el caso. Si es que este no corrigiera la conducta solo se le podía imponer el 50 % de la multa que le correspondía. Esto aplicó en el derrame de petróleo en la comunidad de Cuninico donde Petroperú se salvó de la multa gracias a la amabilidad de esta norma, posteriormente, al no haberse desincentivado esta conducta infractora con la imposición de una multa se volvió a repetir otro derrame de petróleo más en Chiriaco y Morona, lo cual fue sancionado–cuando el artículo 19 no se encontraba vigente- con la multa más alta impuesta en la historia de la gestión ambiental.

Este artículo es absolutamente indefendible y llama poderosamente la atención que el Procurador del Congreso sostenga en su alegato una posición contraria a lo establecido por el Parlamento, que en abril del 2017 en pleno y en segunda votación se decidió aprobar la norma que derogaba esta disposición por atentar contra el derecho a un ambiente sano y equilibrado. Dicho proyecto fue defendido por la misma ministra del ambiente quien continúa en el cargo hasta el día de hoy, Elsa Galarza Contreras, que mediante Oficio Nª 66-2017-MINAM/DM dirigido a la presidenta de la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos, Ambiente y Ecología del Congreso de la República hace llegar el Informe Nª 095-2017-MINAM/SG/OAJ de fecha 31 de enero del 2017 mediante el cual concluye lo siguiente:  “Teniendo en cuenta que se ha advertido un incremento en el incumplimiento de la normatividad ambiental desde la vigencia del artículo 19 de la Ley 30230 (…) OEFA considera pertinente la derogación del artículo 19 de la Ley 30230.”



Preocupa que también la Procuraduría Pública Especializada en Materia Constitucional se encuentre totalmente desinformada y de espaldas a la realidad social del país cuando realizan alegatos defendiendo una posición distinta a los sectores que pertenecen y contradiciendo informes institucionales sin ningún medio probatorio para desvirtuarlos.

III. Adiós a las zonas reservadas


El artículo 20 de la Ley 30230 impide que el Ministerio del Ambiente pueda crear zonas reservadas de manera directa y lo condiciona al refrendo de los sectores productivos del poder ejecutivo, que en la práctica es un derecho de veto que ha impedido del 2014 al 2018- justo después de la vigencia de esta norma- se constituyan nuevas zonas reservadas, lo que contrasta abismalmente con la estadística de los años 2008 al 2014- cuando solo era potestad del Ministerio del Ambiente aprobarlos- se establecieron siete (07) zonas reservadas conforme se puede apreciar en las resoluciones que se adjuntan al escrito.

Es claro que los conflictos de interés de los sectores productivos atenta contra una tutela efectiva a un derecho a un ambiente sano y equilibrado al impedir la creación directa por parte del MINAM de zonas reservadas que protejan la diversidad biológica del país.

IV. Estudios de impacto ambiental exprés

El artículo 21 de la Ley 30230 genera una enorme presión sobre los funcionarios que aprueban estudios de impacto ambiental, ya que, si no resuelven en el plazo de 45 días hábiles incurren en una falta grave que puede traer su despido inmediato. Lo que expone al derecho a un ambiente sano y equilibrado al riesgo de que se aprueben estudios de impacto ambiental sin rigurosidad máxime agregando que no se establece un presupuesto adicional para contratación de nuevo personal que se haga cargo del significativo número de expedientes que ingresan a los sectores, lo cual genera mayor imposibilidad de cumplir con dicho plazo de tiempo. La afectación al ambiente se agrava cuando se observa que esta norma permite que se aprueben estudios de impacto ambiental incluso sin contarse con opiniones técnicas no vinculantes.

V. Recortando potestades ambientales a los gobiernos regionales y municipales


El artículo 22 de la Ley 30230 señala que la Política Nacional de Ordenamiento Territorial es aprobada mediante Decreto Supremo, refrendado por el Presidente del Consejo de Ministros y con el voto aprobatorio del Consejo de Ministros. Ni la Zonificación Económica Ecológica, ni el Ordenamiento Territorial asignan usos ni exclusiones de uso. Esta normativa atenta contra el derecho a un ambiente sano y equilibrado al impedir que el ente rector del ambiente, el MINAM, pueda aprobar la política nacional de ordenamiento territorial y de esta forma proporcionar a las autoridades sectoriales, municipales y regionales criterios para asignar usos al territorio.

También, atenta contra la descentralización del país cuando desde un enfoque centralista y sectorial se define la política nacional de ordenamiento territorial sin tomar en consideración que son las municipalidades y los gobiernos regionales quienes tienen competencia para asignar usos al territorio mediante la zonificación ecológica y el ordenamiento territorial atentando así contra el artículo 191, 192 y 194 de la Constitución Política del Perú.

VI. El derecho de veto de los sectores productivos y los ECA

El artículo 22 de la Ley 30230 señala que los Estándares de Calidad Ambiental (ECA) y los Límites Máximos Permisibles (LMP)…, deben basarse en criterios de protección de la salud, el ambiente, así como en un análisis de impacto regulatorio y económico sobre las industrias y poblaciones involucradas. La aprobación y actualización (…) se efectuará mediante decreto supremo refrendado por los sectores vinculados.



Esta norma atenta contra el derecho a un ambiente sano y equilibrado pues debilita la función de protección del MINAM que ya no puede aprobar directamente los ECA y LMP con opinión de los sectores sino que ahora se ve condicionado a obtener el refrendo de los mismos, lo que implica un proceso de negociación y de directa confrontación entre el derecho a la salud y el ambiente con las actividades productivas sin que el sector ambiental- antes competente- tenga la última palabra, ya que, sin el refrendo no se aprueba la norma con lo cual en la práctica los sectores tienen derecho a vetar ECA y LMP en perjuicio de los derechos ya mencionados.

Una de las interrogantes que dejó el procurador del Estado en la audiencia del Tribunal Constitucional el 29 de enero de 2018 es la supuesta falta de acreditación de la afectación del derecho en cuestión, faltando a la verdad, pues al quitarle facultades al MINAM se afecta las garantías mínimas de un ambiente sano y equilibrado.

Finalmente, hay que recordar que se ha derogado el D.L 1333 por el Pleno del Congreso de la República porque contenía normas relacionadas a adjudicación y expropiación de tierras que afectaban a territorio indígena y estas no fueron consultadas. En el mismo sentido, la Defensoría del Pueblo dijo que el Proyecto de Ley 1718, al relacionarse con adjudicación y expropiación puede afectar derechos territoriales de pueblos indígenas por lo que es obligatorio realizar una consulta previa.

Por Henry Carhuatocto Sandoval y Bianca Noemí Centeno Calderón integrantes de IDLADS -PERÚ.

LA POLÍTICA AMBIENTAL EN EL GOBIERNO DE PPK

Plantaciones de palma aceitera en el Perú



Hace poco le comenté a un colega que escribiría este artículo sobre la política ambiental en el Gobierno de PPK. Su respuesta fue ilustrativa de la percepción que se tiene sobre el tema: “será un artículo corto”. Lo tomé a la broma, pero no le falta razón. El Gobierno de PPK no tiene avances relevantes que mostrar en el fortalecimiento de la institucionalidad ambiental, el Ministerio del Ambiente (MINAM) ha desaparecido de la escena pública, los debates sobre problemas ambientales solo alcanzan visibilidad cuando hay alguna medida escandalosa sobre la mesa, como por ejemplo, la construcción de carreteras en zonas de frontera de Ucayali.

La debilidad en la performance ambiental en este periodo se explica en parte por el contexto político del país. La viabilidad del Gobierno no está clara luego de una crisis de gobernabilidad permanente que se ha vuelto extrema tras el intento de vacancia y el indulto a Alberto Fujimori. Es muy difícil planificar e implementar acciones de fondo cuando no está claro cuánto durará la gestión de PPK ni cómo será el escenario en caso haya un cambio de gobernante. Esto aplica tanto para los actores públicos como para los privados y de sociedad civil.

para la opinión pública el MINAM juega un papel intrascendente.

En el marco de esta crisis, las discusiones sobre gestión ambiental han pasado a segundo o tercer plano. En una encuesta de Pulso Perú difundida en diciembre de 2017, el MINAM ocupaba el último lugar (en empate con otros) frente a la pregunta de cuál era el mejor ministerio durante el gobierno de PPK. También ocupaba el último lugar (nuevamente empatado) respecto a cuál era el peor ministerio. Es decir, para la opinión pública el MINAM juega un papel intrascendente. Sin embargo, la evolución de su aprobación ha sido a la baja, tal vez siguiendo el patrón general en el Gobierno: entre enero y diciembre de 2017, según la misma encuesta, la aprobación de Elsa Galarza cayó de 22 a 17%, mientras que su desaprobación subió de 27 a 47%.Más de un tercio de los encuestados, 36%, no sabe no opina. Aunque de forma sintomática quien sí consideró que el MINAM está haciendo bien las cosas fue Roque Benavides, presidente de la CONFIEP.

de forma sintomática quien sí consideró que el MINAM está haciendo bien las cosas fue Roque Benavides, presidente de la CONFIEP.

Por sí mismos, la desaprobación en la opinión pública y el perfil bajo no son indicadores contundentes para diagnosticar problemas en una gestión. Los temas ambientales pueden estar o no en el ojo de la tormenta política. En este gobierno –posiblemente porque los problemas medulares son otros– el MINAM no ha estado bajo acecho, aunque esto podría cambiar. Lo fundamental, en mi opinión, es si se avanza o no con el fortalecimiento de la institucionalidad ambiental en el país y se sientan precedentes que apunten hacia la sostenibilidad y la justicia ambiental en las actividades productivas. Y en eso hay poco que mostrar.

El MINAM ha priorizado un enfoque tecnocrático y “amigable con la inversión” (...) Los propios términos que usa el ministerio para describir su trabajo dan cuenta de su enfoque de ambientalismo de mercado.

El MINAM ha priorizado un enfoque tecnocrático y “amigable con la inversión”, por calificarlo de alguna manera. Al menos en el discurso, ha habido preocupación explícita por reforzar el levantamiento de evidencia científica para orientar sus acciones. Los propios términos que usa el ministerio para describir su trabajo dan cuenta de su enfoque de ambientalismo de mercado: la promoción de “econegocios” y de un “crecimiento verde”, el “aprovechamiento de la diversidad biológica”, el desarrollo de un “mecanismo de retribución por servicios ecosistémicos”, entre otros. Temáticamente destaca el impulso dado a la gestión de residuos sólidos, en la lógica de reducir la contaminación. Y en términos de gestión los economistas del ministerio –la profesión dominante en la alta dirección– han avanzado propuestas para desarrollar mecanismos financieros que incentiven el cumplimiento de metas ambientales en la ejecución presupuestal del Estado en su conjunto.

Elza Galarza Contreras, ​Ministra del Ambiente (Minam), lanzando campaña “Este 29 Yo Soy Perú Limpio”. Fuente de la imagen: Radio Nacional

Elza Galarza Contreras, ​Ministra del Ambiente (Minam), lanzando campaña “Este 29 Yo Soy Perú Limpio”. Fuente de la imagen: Radio Nacional.

La apuesta del MINAM ha sido pues tecnocrática, en el entendido de que la tecnocracia es de naturaleza apolítica –un entendido muy discutible. En esta línea ha habido un cuidado expreso por no entrometerse en los fueros de otros ministerios (uno de los mandamientos de PPK). Esto ha generado un declive notable en el perfil del MINAM en los casos más álgidos: se desentendió de la confrontación contra la minería ilegal en Madre de Dios al ser un tema que debería estar a cargo del MINEM y/o el MININTER; su defensa de los bosques es en la práctica declarativa (aunque con mucho ojo financiero) en tanto la gestión del patrimonio forestal le corresponde al MINAGRI; no alzó la voz cuando el Congreso aprobó declarar de interés nacional la construcción de carreteras en zonas de frontera y el mantenimiento de trochas carrozables en Ucayali, por poner algunos ejemplos.

El MINAM se tomó al pie de la letra que no había que estorbar a otros sectores pero en realidad esto lo deja en una posición muy complicada: es el ente rector en materia ambiental y tiene que darle línea a otros sectores en lo referido a la dimensión ambiental. Si bien no puede hacerse cargo de la gestión ambiental sectorial, sí tiene que cumplir un rol orientador, identificar problemas, evitar despropósitos, contribuir al fortalecimiento de la institucionalidad. Es decir, tiene que dar las peleas políticas por el medio ambiente al interior del Estado. Esa tarea es muy difícil si el MINAM decide asumir un perfil bajo. Lo que termina ocurriendo es lo que vemos ahora: que la gestión se percibe como intrascendente, no hay avances en los temas de fondo, la principal línea de acción pasa a ser la gestión de residuos sólidos y el ministerio recibe felicitaciones de la CONFIEP.

La agenda ambiental no es prioritaria en este gobierno. Desde el 2015, en su calidad de pre-candidato, PPK introducía la idea de fusionar ministerios, mencionando como posibilidades los de Ambiente y Cultura. Es posible que esa idea se mantenga en el núcleo del gobierno.

La agenda ambiental no es prioritaria en este gobierno. Desde el 2015, en su calidad de pre-candidato, PPK introducía la idea de fusionar ministerios, mencionando como posibilidades los de Ambiente y Cultura. Es posible que esa idea se mantenga en el núcleo del gobierno. A pesar de los tímidos avances descritos, lo que debería ser una batalla permanente para fortalecer la gestión ambiental en sectores duros se ha dejado de lado. Esto a pesar de que en el país hay muchas dinámicas alarmantes a nivel territorial: el crecimiento incontrolable del tráfico de tierras, el aumento de la deforestación, la expansión de la minería ilegal, las presiones para construir infraestructura en la Amazonía sin la más mínima planificación y un largo etcétera.

En la medida en que la continuidad misma del Gobierno está en entredicho y hay otros problemas que acaparan la atención pública, los temas ambientales no han tenido protagonismo en el debate nacional. Pero de darse el caso, por ejemplo, de que alguno de los conflictos socioambientales latentes estalle, cobre notoriedad mediática y ejerza verdadera presión contra el MINAM, es muy improbable que la apuesta tecnocrática y complaciente con los intereses empresariales de la actual gestión pueda navegar las relaciones políticas complejas que caracterizan las interacciones naturaleza-sociedad. El perfil bajo ha funcionado en tanto el MINAM todavía no ha tenido los reflectores encima.

Por Juan Luis Dammert B. es sociólogo y geógrafo.

SUICIDIOS DE MUJERES INDÍGENAS SE HAN ACENTUADO EN LOS ÚLTIMOS AÑOS






Política de Salud Intercultural, que permitiría abordar el tema con seriedad, no es aprobado a la fecha por el Poder Ejecutivo pese a haber culminado su consulta hace 18 meses.

Nuevos factores como el ingreso de actividades ilegales a sus tierras o actividades extractivas sin la adecuada vigilancia ambiental y social contribuyen en el deterioro de las condiciones de vida de las mujeres indígenas, lo cual lleva a que algunas tomen la decisión de quitarse la vida.

Así lo sostiene Daniel Sánchez Velásquez, jefe del Programa de Pueblos Indígenas de la Defensoría del Pueblo, en un artículo publicado hoy en el diario El Comercio.

Sánchez inicia un análisis a partir de una investigación del Instituto Nacional de Salud Mental en la selva rural, que da cuenta de que casi la mitad de las mujeres encuestadas se siente insatisfecha por el nivel educativo y socioeconómico alcanzado.

"El 26% de ellas ha sentido alguna vez deseos de morir, frente al 7,5% manifestado por los hombres", explica.

Si bien reconoce que no se puede generalizar en las causas que llevan a esta situación, sí se puede señalar que entre los principales motivos está la priorización de la mano de obra masculina y el reemplazo de la agricultura de subsistencia, labor que realizaban las mujeres, por una nueva economía de intercambio de bienes.

El funcionario advierte que los intentos de suicidio se han acentuado en mujeres jóvenes y adolescentes de los pueblos Awajún, de Amazonas, y Kukama, de Loreto.

"Ante ello, urge al Estado emprender reformas sustantivas que apunten a disminuir las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres, a controlar los impactos sociales diferenciados y a tener alternativas dentro de las dinámicas productivas que permitan reducir la incertidumbre e inseguridad sobre el futuro de las mujeres", explica.

En ese sentido, lamentó que a 18 meses de haber culminado la consulta de la Política de Salud Intercultural con los pueblos indígenas, el Poder Ejecutivo no haya cumplido con aprobarla.

Conluye así que "esta medida contribuirá a examinar con seriedad y rigor el servicio de salud brindado a fin de hacer los correctivos necesarios para enfrentar esta penosa realidad".

Por Daniel Sánchez

PROBLEMA SOCIAL SILENCIOSO POR EL SINNUMERO DE SUICIDIOS DE JÓVENES INDÍGENAS EN LORETO

FOTO DE Aidesep
ONU debe poner fin a la “crisis” de envenenamiento por mercurio en los pueblos




La madrugada del 28 de enero del 2015, Rita Catashunga, alertada por sus vecinos de la ciudad amazónica de Nauta, corrió del puerto hacia su casa. Ahí encontró a la policía, la fiscalía y un cuadro estremecedor al ver muerta a su hija de 15 años. “Dorita” se había suicidado.

Este  caso se suma a otros reportes de suicidios de adolescentes en Nauta e Iquitos. Nauta está a 100 kilómetros de Iquitos, en la región de Loreto, al noreste del Perú.

La mayoría de la población de Nauta es de la etnia Kukama. Los pobladores tienen una conexión muy estrecha con el río, pescando desde sus canoas, sembrando y cosechando cultivos como yuca y arroz, y cuidando los espíritus que habitan en las profundidades del río. Con estas actividades, mantienen la unidad y el equilibrio.

Sin embargo, en los últimos años la vida en Nauta se ha modificado. Los cambios rápidos en la vida de los jóvenes indígenas son un factor relevante en los suicidios.

Óscar Espinosa, antropólogo  de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), estudia los suicidios en Loreto desde el 2005 y ha identificado posibles causas de lo que sucede en Nauta.

“Son un conjunto de factores  que están presionando: el derrame de petróleo (de barcazas o pozos petroleros), la empresa maderera, la delincuencia, el narcotráfico, la prostitución, etc. Antes Nauta era un lugar tranquilo. Solo vivían los que estaban ahí. Ahora hay mucha gente que viene de  otras localidades amazónicas, y llevan sus costumbres, droga y basura. Hay un choque entre lo urbano y lo indígena”, dice Espinosa.

Según el psicólogo del Centro de Salud de Nauta Omar Peixoto, “hay que tomar en cuenta el problema de la contaminación en Nauta, las empresas petroleras no han cumplido con la remediación ambiental. Cuando se extrae el petróleo, el agua sale tres veces más salada que el agua de mar y si se vierte sin purificar en las cochas y los ríos, causa problemas en el ecosistema y en las personas que utilizan este tipo de agua. Eso genera un malestar en la población”.

Este nuevo contexto crea inseguridad e incertidumbre en los jóvenes indígenas.

“Antes los jóvenes indígenas sabían que se dedicarían a la chacra o a la pesca como sus padres o abuelos. Tenían un rol definido. Ahora no hay repuestas claras y eso incrementa la sensación de no saber qué hacer en este nuevo escenario”, dice Espinosa.

Faltan registros de casos

Los casos de suicido en Nauta se presentan con notoriedad desde el 2001. En ese año se reportaron aproximadamente tres suicidios de adolescentes. Pero la etapa más crítica fue en el 2008 con aproximadamente 32 a 40 suicidios.

El doctor Néstor Aguilar, psiquiatra del Hospital Regional de Loreto, ha estudiado los casos de suicidio en Nauta desde el 2008 y afirma que “los adolescentes, principalmente mujeres, desarrollan un trastorno disociativo de posesión”.

Este trastorno está relacionado a un trance de posesión que consiste en “la sustitución de la identidad personal por otra, atribuida a la influencia de un espíritu, poder, deidad u otra persona”, según se explica en la Cuarta Edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA).

Para el doctor Aguilar este trastorno puede ser catalogado como un Trastorno Mental Cultural, ya que es producido por estresores psicosociales y culturales como marginación, discriminación, pobreza, abandono, violencia y abuso sexual.

“Lo llamativo de este trastorno es su presentación casi epidémica. En un momento un adolescente presenta el cuadro y en cuestión de minutos otros adolescentes resultan con la misma sintomatología”, agrega Aguilar.

A principios de setiembre se registraron otros tres casos de suicidios de adolescentes —una joven de 13 años y dos muchachos de 15 años— en Punchana, un distrito de Iquitos. “Es un problema frecuente”, dijo Miguel Cadenas, párroco de la Parroquia La Inmaculada en Punchana.

A pesar de la persistencia del problema, el Ministerio de Salud (MINSA) no cuenta con un archivo actualizado de datos sobre suicidios. En la última data del período 2009-2013 solo aparecen registrados siete suicidios en Loreto.

Marco Bardales, integrante de la Oficina General de Estadística e Informática del MINSA, señala que en este mismo período “no se han registrado muchos casos de suicidio en el departamento de Loreto, debido probablemente a la existencia de un alto porcentaje de subregistro de las muertes”.

Tampoco se tiene ningún Estudio Epidemiológico de Salud Mental de comunidades indígenas o etnias como las Kukama, Chayahuita, Achual o Jíbaro, a pesar de que en el último censo del 2007 que realizó el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) se mostró que la población nativa amazónica representaba un 11.9% de la población total de Loreto.

Perspectiva cultural ausente

En el 2004 el Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi, uno de los dos hospitales de salud mental que existe en el Perú, desarrolló el Estudio Epidemiológico de Salud Mental en la Selva Peruana en la zona urbana de las ciudades de Iquitos, Pucallpa y Tarapoto. Este estudio demostró que estas ciudades tenían una frecuencia de vida de trastorno psiquiátrico más altas. Específicamente en depresión y ansiedad.

En el 2009 este instituto realizó un Estudio Epidemiológico de Salud Mental en la Selva Rural concentrándose esta vez en el área rural de Iquitos y Pucallpa. Los resultados evidenciaron que los trastornos clínicos más frecuentes fueron la fobia social y la depresión moderada a severa entre los adolescentes, en el cual 15.1% alguna vez en su vida presentó deseos de morir y el  0.6% había intentado suicidarse alguna vez en su vida.

“No se cuenta con un marco teórico ni los instrumentos apropiados. Además, faltan más estudios antropológicos y sociológicos para poder ingresar a las comunidades indígenas. Es un área completamente virgen, eso lo hace más complicado”, explica  el doctor Javier Saavedra, director ejecutivo de la Oficina de Apoyo a la Investigación y Docencia Especializada del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi.

En un estudio sobre el suicidio en la juventud indígena de los pueblos Awajún en el Perú, Guaraní en Brasil y Embera en Colombia, realizado por el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (UNICEF) en el 2012, se observó que el  enfoque occidental y el diseño de los instrumentos convencionales “tienen limitaciones”, por ello en esta investigación “la metodología se centró en el trabajo directo con grupos de jóvenes de las comunidades”.

“El análisis de este tema es más viable desde una perspectiva cultural y no tanto desde una perspectiva psiquiátrica y psicológica. Por ejemplo cuando un adolescente awajún se suicida, la causa no necesariamente es la depresión. Esa ecuación entre suicidio y depresión en el mundo awajún no vale. Sin embargo, el personal médico dice que el suicidio es por un cuadro de depresión”, señala Espinosa.

Además es necesario que se pueda replantear la forma del tratamiento médico.

“Si se enferma una persona del apellido Kukama, todo el apellido es el que sufre y por ende todo el apellido debe involucrarse en la curación del enfermo. El tratamiento es integral y no individual”, indica el párroco Cadenas.

En el momento del traslado del cuerpo de “Dorita” de Nauta a la Morgue Central de Iquitos, un profesor del colegio Miguel Grau de Nauta, acusó a Catashunga de maltratos físicos contra su hija. Pero él no mostró pruebas, y los vecinos de la madre la defendieron. Ella solo quería estar al lado de su hija. “Todavía sueño mucho con mi hijita”, dijo, “y en mis sueños conversamos a través del río”.

Por Sonia Condori Sánchez

EL SUICIDIO INDÍGENA COMO CONSECUENCIA DE LA COLONIZACIÓN





El genocidio indígena empezó en el año 1492. A pesar que el término genocidio aparece mucho después de esta fecha, en 1944, después de la Segunda Guerra Mundial, el exterminio de la población indígena con la invasión de los europeos es un hecho histórico incontestable. Más allá del exterminio en masa, las muertes por enfermedades, fatiga debido al uso de mano de obra indígena esclava y la destrucción de la cultura originaria de estas comunidades, también son considerados genocidio y siguen su curso en el siglo XXI.

Con el 90% de su población desaparecida, imposibilitando la reproducción de su cultura y de su reconstrucción, los pueblos originarios que resisten en los territorios llevan en su recorrido una historia de resistencia que atraviesa siglos y se contrapone al modelo de “civilización” vigente. Son muchos los desafíos contemporáneos que se profundizan aún más con el surgimiento del neoliberalismo.

El modelo neoliberal es el opuesto a la concepción de organización de los pueblos originarios. La destrucción de las formas comunitarias de organización combinadas con la amplia liberalización de la economía y la idea del Estado en favor de las corporaciones en detrimento de los sectores públicos, causan contradicciones que develan una fragilidad en su propia estructura.

El libre comercio y la transformación de todo lo que pueda ser explotado como mercancía, es la causa más importante del proceso de genocidio indígena contemporáneo. Las pocas –o casi nulas– políticas públicas que garanticen la demarcación de las tierras indígenas y consecuente manutención de su existencia, entran en conflicto con la expansión del agronegocio, sobre todo en Latinoamérica.

El ideario desarrollista no logra mirar a las comunidades, sus tradiciones, saberes y filosofía como algo que debe ser preservado siquiera por una cuestión de reparación histórica. No hay apelo moral ni ético. La máquina desarrollista destruye todo lo que pueda ser un obstáculo a su reproducción.

La colonización mercantil que hace con que la única forma posible de existencia sea la mercantilizada, empuja a los pueblos originarios para un proceso de internalización de la “cultura blanca” que no termina de ser asimilada. Por ello, los casos de suicidios en los pueblos indígenas es un hecho que de preocupación en las comunidades.

El proceso de aculturación impuesto a los pueblos originarios y los conflictos entre terratenientes e indígenas es el principal motivo del fenómeno de suicidio indígena. En Brasil, fueron registrados 782 casos de suicidios indígenas en los últimos 16 años, según el Consejo Indigenista Misionario (Cimi –en su sigla en portugués). La falta de tierra para trabajar es el factor de más relevancia en este escenario. Los pueblos indígenas tienen una relación simbólica con el territorio. Las tierras ancestrales son la única forma posible de reproducción de la vida, de su cultura y es la única razón por la cual existir.

La imposibilidad de acceso a los territorios y trabajo en ellos debido a la contaminación del suelo combinado con el sistemático envenenamiento del agua y consecuente muerte de la fauna, hace con que las comunidades no tengan razón por la cual vivir. Son imposibilitados de dedicarse a la pesca, caza y agricultura, con lo cual se los obliga a buscar otras formas de sobrevivencia que les quita la posibilidad de mantener su identidad indígena.

En Colombia, según informe de Medicina Legal, fueron registrados 61 casos de suicidio indígena entre enero de 2010 y junio de 2014, la mayoría de ellos niños y jóvenes entre 10 y 24 años. Perú también registra un aumento significativo del número de suicidios indígenas en los últimos años, con un importante incremento del suicidio femenino que se caracteriza por la minusvaloración de rol de la mujer en las comunidades debido a los cambios en las estructuras por la injerencia de la cultura patriarcal occidental.

En todos los casos, el contexto económico, social y político es de extrema violencia. El racismo y la discriminación –tanto institucional como por parte de la sociedad civil– validan el exterminio físico y cultural de estas comunidades. Lo que nos preguntamos desde Virginia Bolten es: ¿Qué podemos hacer para frenar el genocidio a los pueblos originarios?

Referencias:



Por Virginia Bolten

EL GENOCIDIO DE INDÍGENAS. UNA HISTORIA DE EXTERMINIO MUY ACTUAL

Una pareja karajá con su bebé muerto a causa de la gripe. © Jesco von Puttkamer/ IGPA archive



El genocidio del que fueron víctimas indígenas de Brasil en las décadas de los 40, 50 y 60 del siglo XX ha estallado en el rostro de las una de las economías más emergentes y expansivas luego de que saliera a la luz el Informe Figueiredo, de siete mil páginas, que se creía destruido.

A continuación un breve reporte sobre el tema de Leovani García, corresponsal de Prensa Latina:

 La lucha de los indígenas brasileños por recuperar la tierra de sus ancestros alcanza más de cinco siglos, marcados por una espeluznante secuencia de atrocidades contra esos grupos étnicos, que en muchos territorios conllevaron su completa extinción.

Brasil no es la excepción: los conquistadores portugueses y españoles despojaron a los nativos de sus terrenos, los expulsaron y masacraron, los utilizaron como esclavos y cuando su número disminuyó, trajeron entonces a negros encadenados de África.

Sin embargo, las crueldades contra los aborígenes continuaron hasta nuestros días. El pasado año salió a luz el denominado "Informe Figueiredo", que describe los crímenes registrados contra los nativos de Brasil en las décadas de los 40, 50 y 60 del siglo XX.

El documento, de siete mil páginas y que se estimaba fue destruido durante un extraño incendio, destapa los crímenes en masa, la esclavitud, las torturas, los abusos sexuales, el robo de tierras y hasta el bombardeo de etnias.

El informe, según fuentes de la Fundación Nacional del Indio (Funai), fue realizado por el fiscal Jader de Figueiredo Correia en 1967, de ahí su nombre, y denuncia los envenenamientos y el genocidio de tribus ejecutados por terratenientes y el Servicio de Protección Indígena (SPI).

Según de Figueiredo Correia, varias tribus fueron completamente eliminadas para ocupar sus terrenos y no correr el riesgo de contar con demandantes, crímenes estos que quedaron impunes.

El descubrimiento de ese documento en el Museo del Indio en Brasil generó incertidumbre, hasta reclamos de falsificación, lo cual motivó una investigación judicial y la presentación de acusaciones contra 134 funcionarios por cometer más de mil asesinatos.

Al final, 38 de los empleados perdieron sus cargos, pero ninguno de ellos fue sentenciado o encarcelado, según la organización no gubernamental (ONG) Survival International, la cual anunció que dicho informe será analizado por la Comisión Nacional de la Verdad, la cual investiga las torturas, crímenes y desapariciones registradas durante el periodo de regímenes militares (1964-1985) en Brasil.

Sitios web brasileños señalaron que entre las inhumanas acciones reveladas figura la muerte en 1963 de 30 nativos al ser arrojada dinamita desde un avión contra una comunidad amazónica Cinta Larga.

La empresa Arruda, Junqueira & Co, dedicada a la extracción de caucho fue la causante de este exterminio, denominado "la matanza del paralelo 11", pues se pretendía eliminar a los aborígenes que se oponían a las actividades con el caucho.

El entonces gerente de esa entidad, Antonio Mascarenhas Junqueira, acusó a los indígenas de ser un estorbo para sus planes y dijo que era "hora de acabar con ellos, es hora de eliminar esta peste", de acuerdo con la Survival International.

Tras lanzar la dinamita sobre la población de Cinta Larga, varios matones fueron a la comunidad para rematar a posibles sobrevivientes. Por suerte, dos nativos salieron ilesos y contaron lo sucedido.

El envenenamiento de otros cientos de nativos con azúcar mezclada con arsénico, y brutales métodos de tortura como aplastar lentamente los tobillos de las víctimas con un instrumento conocido como el "tronco" son tenebrosos métodos utilizados por colonos y terratenientes para someter y acabar con los aborígenes.

Tras la desaparición en 1967 del Servicio de Protección Indígena (SPI), el gobierno brasileño creó un año después la Fundación Nacional del Indio (Funai), que se encarga de la política llevada a cabo con los pueblos indígenas.

A pesar de los cambios, los tormentos para los nativos no concluye, pues se registran aun en pleno siglo XXI crímenes y asesinatos de líderes indígenas por el mismo motivo de antaño: la tierra

Las acciones de los gobiernos de Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) y de Dilma Rousseff permitieron avanzar en la demarcación y entrega de terrenos pertenecientes a los aborígenes, pero la impunidad reinante en el campo facilita que sigan actuando los pistoleros, que son absueltos por la justicia de la clase oligarca.

A modo de ejemplo, la etnia guaraní kaiowá del estado de Mato Grosso do Sul, sigue acosada por criminales pagados por terratenientes que los intimidan y amenazan con expulsarlos de sus terrenos ancestrales.

Los pueblos indígenas sufren la desatención de las autoridades brasileñas y afrontan una de las más graves situaciones desde los tiempos de la dictadura (1964-1985), denunció el coordinador regional del Consejo Indigenista Misionero (CIMI), Flavio Machado.

Con una población de 45 mil miembros, los guaraní kaiowá constituyen la segunda mayor población nativa del país, pero la mayoría de sus integrantes reside en parcelas acosadas y amenazadas.

Estadísticas de la CIMI revelan que en los últimos 10 años fueron asesinados 12 líderes indígenas solo en el estado de Mato Grosso do Sul, la mayoría de ellos de la etnia guaraní kaiowá.

En noviembre de 2011, en ese territorio brasileño, ubicado en el sur de la región centro-oeste, fue asesinado el líder indígena Nisio Gomez, de 59 años de edad, por 40 hombres encapuchados y pertrechados de armas de fuego.

Testigos de esa comunidad declararon que los sicarios llegaron a un campamento próximo a la carretera MS-386, rodearon a 60 aborígenes y abrieron fuego contra el grupo con balas de goma y proyectiles de grueso calibre.

Gómez, líder espiritual, fue abatido por disparos en la cabeza, el cuello y el tórax, y sus asesinos se llevaron su cuerpo inerte con rumbo desconocido.

Hasta el momento, la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) considera que Gómez está desaparecido.

La secretaría de los Derechos Humanos de Brasil condenó este vil asesinato, pero reconoce que la campaña de violencia en el campo continúa.

Por Leovani García es corresponsal de Prensa Latina en Brasil.