Plantaciones de palma aceitera en el Perú
Hace poco le comenté a un colega que
escribiría este artículo sobre la política ambiental en el Gobierno de PPK. Su
respuesta fue ilustrativa de la percepción que se tiene sobre el tema: “será un
artículo corto”. Lo tomé a la broma, pero no le falta razón. El Gobierno de PPK
no tiene avances relevantes que mostrar en el fortalecimiento de la
institucionalidad ambiental, el Ministerio del Ambiente (MINAM) ha desaparecido
de la escena pública, los debates sobre problemas ambientales solo alcanzan
visibilidad cuando hay alguna medida escandalosa sobre la mesa, como por ejemplo,
la construcción de carreteras en zonas de frontera de Ucayali.
La debilidad en la performance
ambiental en este periodo se explica en parte por el contexto político del
país. La viabilidad del Gobierno no está clara luego de una crisis de
gobernabilidad permanente que se ha vuelto extrema tras el intento de vacancia
y el indulto a Alberto Fujimori. Es muy difícil planificar e implementar
acciones de fondo cuando no está claro cuánto durará la gestión de PPK ni cómo
será el escenario en caso haya un cambio de gobernante. Esto aplica tanto para
los actores públicos como para los privados y de sociedad civil.
para la opinión pública el MINAM
juega un papel intrascendente.
En el marco de esta crisis, las
discusiones sobre gestión ambiental han pasado a segundo o tercer plano. En una
encuesta de Pulso Perú difundida en diciembre de 2017, el MINAM ocupaba el
último lugar (en empate con otros) frente a la pregunta de cuál era el mejor
ministerio durante el gobierno de PPK. También ocupaba el último lugar (nuevamente
empatado) respecto a cuál era el peor ministerio. Es decir, para la opinión
pública el MINAM juega un papel intrascendente. Sin embargo, la evolución de su
aprobación ha sido a la baja, tal vez siguiendo el patrón general en el
Gobierno: entre enero y diciembre de 2017, según la misma encuesta, la
aprobación de Elsa Galarza cayó de 22 a 17%, mientras que su desaprobación
subió de 27 a 47%.Más de un tercio de los encuestados, 36%, no sabe no opina.
Aunque de forma sintomática quien sí consideró que el MINAM está haciendo bien
las cosas fue Roque Benavides, presidente de la CONFIEP.
de forma sintomática quien sí
consideró que el MINAM está haciendo bien las cosas fue Roque Benavides,
presidente de la CONFIEP.
Por sí mismos, la desaprobación en la
opinión pública y el perfil bajo no son indicadores contundentes para
diagnosticar problemas en una gestión. Los temas ambientales pueden estar o no
en el ojo de la tormenta política. En este gobierno –posiblemente porque los
problemas medulares son otros– el MINAM no ha estado bajo acecho, aunque esto
podría cambiar. Lo fundamental, en mi opinión, es si se avanza o no con el
fortalecimiento de la institucionalidad ambiental en el país y se sientan
precedentes que apunten hacia la sostenibilidad y la justicia ambiental en las
actividades productivas. Y en eso hay poco que mostrar.
El MINAM ha priorizado un enfoque
tecnocrático y “amigable con la inversión” (...) Los propios términos que usa
el ministerio para describir su trabajo dan cuenta de su enfoque de ambientalismo
de mercado.
El MINAM ha priorizado un enfoque
tecnocrático y “amigable con la inversión”, por calificarlo de alguna manera.
Al menos en el discurso, ha habido preocupación explícita por reforzar el
levantamiento de evidencia científica para orientar sus acciones. Los propios
términos que usa el ministerio para describir su trabajo dan cuenta de su
enfoque de ambientalismo de mercado: la promoción de “econegocios” y de un
“crecimiento verde”, el “aprovechamiento de la diversidad biológica”, el desarrollo
de un “mecanismo de retribución por servicios ecosistémicos”, entre otros.
Temáticamente destaca el impulso dado a la gestión de residuos sólidos, en la
lógica de reducir la contaminación. Y en términos de gestión los economistas
del ministerio –la profesión dominante en la alta dirección– han avanzado
propuestas para desarrollar mecanismos financieros que incentiven el
cumplimiento de metas ambientales en la ejecución presupuestal del Estado en su
conjunto.
Elza Galarza Contreras, Ministra del Ambiente (Minam), lanzando campaña “Este 29 Yo Soy Perú Limpio”. Fuente de la imagen: Radio Nacional
Elza Galarza Contreras, Ministra del
Ambiente (Minam), lanzando campaña “Este 29 Yo Soy Perú Limpio”. Fuente de la
imagen: Radio Nacional.
La apuesta del MINAM ha sido pues
tecnocrática, en el entendido de que la tecnocracia es de naturaleza apolítica
–un entendido muy discutible. En esta línea ha habido un cuidado expreso por no
entrometerse en los fueros de otros ministerios (uno de los mandamientos de
PPK). Esto ha generado un declive notable en el perfil del MINAM en los casos
más álgidos: se desentendió de la confrontación contra la minería ilegal en
Madre de Dios al ser un tema que debería estar a cargo del MINEM y/o el
MININTER; su defensa de los bosques es en la práctica declarativa (aunque con
mucho ojo financiero) en tanto la gestión del patrimonio forestal le
corresponde al MINAGRI; no alzó la voz cuando el Congreso aprobó declarar de
interés nacional la construcción de carreteras en zonas de frontera y el
mantenimiento de trochas carrozables en Ucayali, por poner algunos ejemplos.
El MINAM se tomó al pie de la letra
que no había que estorbar a otros sectores pero en realidad esto lo deja en una
posición muy complicada: es el ente rector en materia ambiental y tiene que
darle línea a otros sectores en lo referido a la dimensión ambiental. Si bien
no puede hacerse cargo de la gestión ambiental sectorial, sí tiene que cumplir
un rol orientador, identificar problemas, evitar despropósitos, contribuir al
fortalecimiento de la institucionalidad. Es decir, tiene que dar las peleas
políticas por el medio ambiente al interior del Estado. Esa tarea es muy
difícil si el MINAM decide asumir un perfil bajo. Lo que termina ocurriendo es
lo que vemos ahora: que la gestión se percibe como intrascendente, no hay
avances en los temas de fondo, la principal línea de acción pasa a ser la
gestión de residuos sólidos y el ministerio recibe felicitaciones de la
CONFIEP.
La agenda ambiental no es prioritaria
en este gobierno. Desde el 2015, en su calidad de pre-candidato, PPK introducía
la idea de fusionar ministerios, mencionando como posibilidades los de Ambiente
y Cultura. Es posible que esa idea se mantenga en el núcleo del gobierno.
La agenda ambiental no es prioritaria
en este gobierno. Desde el 2015, en su calidad de pre-candidato, PPK introducía
la idea de fusionar ministerios, mencionando como posibilidades los de Ambiente
y Cultura. Es posible que esa idea se mantenga en el núcleo del gobierno. A
pesar de los tímidos avances descritos, lo que debería ser una batalla
permanente para fortalecer la gestión ambiental en sectores duros se ha dejado
de lado. Esto a pesar de que en el país hay muchas dinámicas alarmantes a nivel
territorial: el crecimiento incontrolable del tráfico de tierras, el aumento de
la deforestación, la expansión de la minería ilegal, las presiones para
construir infraestructura en la Amazonía sin la más mínima planificación y un
largo etcétera.
En la medida en que la continuidad
misma del Gobierno está en entredicho y hay otros problemas que acaparan la
atención pública, los temas ambientales no han tenido protagonismo en el debate
nacional. Pero de darse el caso, por ejemplo, de que alguno de los conflictos
socioambientales latentes estalle, cobre notoriedad mediática y ejerza
verdadera presión contra el MINAM, es muy improbable que la apuesta
tecnocrática y complaciente con los intereses empresariales de la actual
gestión pueda navegar las relaciones políticas complejas que caracterizan las
interacciones naturaleza-sociedad. El perfil bajo ha funcionado en tanto el
MINAM todavía no ha tenido los reflectores encima.
Por Juan Luis Dammert B. es sociólogo y geógrafo.
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