LOS MEDIOS Y LA NUEVA DERECHA
Desde que perdieron la última elección presidencial por pocos
puntos, el Partido Socialdemócrata Brasileño (PSDB) apostó por la estrategia
del golpe de estado blando. Para ello se valieron de la complicidad de los
grandes medios, como el noticiario Globo y su diario del mismo nombre; la
revista Veja y los periódicos Folha y Estadão de São Paulo. Todos se empeñaron
en sacar del gobierno al PT.
Ya en los gobiernos de Lula los medios destaparon y
publicitaron con fuerza el escándalo del mensalão, montado por el fundador del
PT, José Dirceu, para comprar votos en el parlamento y así conseguir aprobar
proyectos de ley. Dieron generosa cobertura y sentenciado el caso, Globo siguió
el despliegue y convertía en tema del noticiero central hasta las visitas que
recibia Dirceu estando preso.
Pese a que invirtieron grandes recursos y tiempos de sus
equipos periodísticos, nunca lograron probar la conexión con Lula. Lo que sí
consiguieron era que el brasileño común que no es crítico con los medios,
relacionara la palabra corrupción al PT.
Portada de la Revista Veja con testimonios falsos contra Lula
publicada días antes de las últimas elecciones presidenciales.
Un momento de eclosión fueron las masivas protestas de junio
de 2013. Cuando Brasil se preparaba para la Copa del Mundo y luego las
Olimpiadas, momentos simbólicos para estrenar al mundo el país que por una
década había gobernado el PT, una protesta por el alza en algunos centavos del
pasaje del bus en São Paulo organizada por el colectivo Passe Livre, sacó a las
calles a los descontentos de Brasil, gran parte de ellos ligados a movimientos
sociales con domicilio en la izquierda política. Si en un principio la red
Globo criminalizó las protestas sociales, cuando estas se amplificaron,
aprovecharon la oportunidad para su campaña contra del gobierno.
Los motivos de las protestas eran varios: el alto costo del
transporte, derechos a vivienda o una salud de calidad, pero las cámaras de la
Globo comenzaron a centrarse en sólo algunas pancartas que se confundían con
miles de demandas. Se centraron en los carteles contra la corrupción que
comenzaban a portar personas que salían a las calles con la bandera de Brasil.
‘Fuera Dilma’ y ‘Fuera el PT’ eran sus eslóganes.
Para la mayoría de izquierda en las calles fue sorpresivo ver
como otros manifestantes comenzaban a pifiar primero y empujar después a
militantes de movimientos cercanos al gobierno. Quien llevara una polera o
bandera roja era chingado por esos grupos y varios colectivos de izquierda
comenzaron a restarse de salir a las calles. Esta nueva derecha se apoderó
rápidamente de consignas como #vempararua o el perfil de Anonymus Brasil y
terminó apropiándose de la iniciativa. El periodista Raul Zibechi llama la
atención sobre esta nueva derecha que se apropió de las calles cuando la
izquierda se había refugiado en el Estado. “Es una nueva derecha: sin partido,
de clase media alta (…) que acepta el aborto, el matrimonio igualitario, la
despenalización de la mariguana y la gratuidad de los servicios públicos, pero
se opone a las cuotas para estudiantes negros en las universidades y cree que
Bolsa Familia la perjudica”.
Zibechi observa que ya en 2011 organizaron sus primeras
grandes marchas en grandes ciudades y que cuando se tomaron las protestas en
2013, “la nueva derecha creó una cultura de protesta en la calle, lo que le
permitió reconducir las marchas hacia sus objetivos. Sobre la base de esas
experiencias, en 2014 nacen los grupos que hoy convocan millones: Movimento
Brasil Livre, Vem Pra Rua y Revoltados On Line”.
La guerra que iniciaron fue sucia y esta nueva derecha se
valió de cualquier mentira para instalar en los brasileños la idea de que todos
los males de Brasil son causados por el PT. El ‘Fora PT’ lo reproducían en
cuanto foro de internet había; en twitter hacían bullying contra cualquier
opinión diferente tildándolos de rojos o ‘vai para Cuba’. Si compartías un
grupo de whatsapp para conocer gente veías aparecer que ‘Dilma entró en el grupo’.
“No hay nada para robar por aquí”- pregunta el personaje con la imagen de la
presidenta. Luego aparece el mensaje ‘Dilma salió del grupo’.
Pocos días antes del impeachment 35 mil brasileños
compartieron una foto falsa de Dilma en la que aparecía siendo niña junto a
Adolfo Hitler con comentarios como si fuese real.
En marzo de 2014, el edificio World Trade Center en São Paulo
fue sede del Congreso Brasileño de Encuestas, que reunía especialistas en datos
estadísticos. En una mesa organizada por Emy Shayo, analista del banco J.P.
Morgan, empresarios, periodistas y profesionales del marketing se dedicaron a
discutir las debilidades de la campaña petista y como enflaquecerla. Entre las
conclusiones obtenidas se reconoce que Petrobras, gigante estatal símbolo para
los brasileños, era un tema para páginas económicas y no para el ‘bajo pueblo’
y que las protestas contra la Copa a realizarse pocos meses después, podían
desestabilizar al gobierno siempre que se alcance el público deseado.
CONTINUARÁ….
POR MAURICIO BECERRA
REBOLLEDO
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