sábado, 13 de agosto de 2016

EL PARTIDO SOCIALDEMÓCRATA BRASILEÑO (PSDB) APOSTÓ POR LA ESTRATEGIA DEL GOLPE DE ESTADO BLANDO




LOS MEDIOS Y LA NUEVA DERECHA

Desde que perdieron la última elección presidencial por pocos puntos, el Partido Socialdemócrata Brasileño (PSDB) apostó por la estrategia del golpe de estado blando. Para ello se valieron de la complicidad de los grandes medios, como el noticiario Globo y su diario del mismo nombre; la revista Veja y los periódicos Folha y Estadão de São Paulo. Todos se empeñaron en sacar del gobierno al PT.

Ya en los gobiernos de Lula los medios destaparon y publicitaron con fuerza el escándalo del mensalão, montado por el fundador del PT, José Dirceu, para comprar votos en el parlamento y así conseguir aprobar proyectos de ley. Dieron generosa cobertura y sentenciado el caso, Globo siguió el despliegue y convertía en tema del noticiero central hasta las visitas que recibia Dirceu estando preso.

Pese a que invirtieron grandes recursos y tiempos de sus equipos periodísticos, nunca lograron probar la conexión con Lula. Lo que sí consiguieron era que el brasileño común que no es crítico con los medios, relacionara la palabra corrupción al PT.

Portada de la Revista Veja con testimonios falsos contra Lula publicada días antes de las últimas elecciones presidenciales.

Un momento de eclosión fueron las masivas protestas de junio de 2013. Cuando Brasil se preparaba para la Copa del Mundo y luego las Olimpiadas, momentos simbólicos para estrenar al mundo el país que por una década había gobernado el PT, una protesta por el alza en algunos centavos del pasaje del bus en São Paulo organizada por el colectivo Passe Livre, sacó a las calles a los descontentos de Brasil, gran parte de ellos ligados a movimientos sociales con domicilio en la izquierda política. Si en un principio la red Globo criminalizó las protestas sociales, cuando estas se amplificaron, aprovecharon la oportunidad para su campaña contra del gobierno.

Los motivos de las protestas eran varios: el alto costo del transporte, derechos a vivienda o una salud de calidad, pero las cámaras de la Globo comenzaron a centrarse en sólo algunas pancartas que se confundían con miles de demandas. Se centraron en los carteles contra la corrupción que comenzaban a portar personas que salían a las calles con la bandera de Brasil. ‘Fuera Dilma’ y ‘Fuera el PT’ eran sus eslóganes.

Para la mayoría de izquierda en las calles fue sorpresivo ver como otros manifestantes comenzaban a pifiar primero y empujar después a militantes de movimientos cercanos al gobierno. Quien llevara una polera o bandera roja era chingado por esos grupos y varios colectivos de izquierda comenzaron a restarse de salir a las calles. Esta nueva derecha se apoderó rápidamente de consignas como #vempararua o el perfil de Anonymus Brasil y terminó apropiándose de la iniciativa. El periodista Raul Zibechi llama la atención sobre esta nueva derecha que se apropió de las calles cuando la izquierda se había refugiado en el Estado. “Es una nueva derecha: sin partido, de clase media alta (…) que acepta el aborto, el matrimonio igualitario, la despenalización de la mariguana y la gratuidad de los servicios públicos, pero se opone a las cuotas para estudiantes negros en las universidades y cree que Bolsa Familia la perjudica”.

Zibechi observa que ya en 2011 organizaron sus primeras grandes marchas en grandes ciudades y que cuando se tomaron las protestas en 2013, “la nueva derecha creó una cultura de protesta en la calle, lo que le permitió reconducir las marchas hacia sus objetivos. Sobre la base de esas experiencias, en 2014 nacen los grupos que hoy convocan millones: Movimento Brasil Livre, Vem Pra Rua y Revoltados On Line”.

La guerra que iniciaron fue sucia y esta nueva derecha se valió de cualquier mentira para instalar en los brasileños la idea de que todos los males de Brasil son causados por el PT. El ‘Fora PT’ lo reproducían en cuanto foro de internet había; en twitter hacían bullying contra cualquier opinión diferente tildándolos de rojos o ‘vai para Cuba’. Si compartías un grupo de whatsapp para conocer gente veías aparecer que ‘Dilma entró en el grupo’. “No hay nada para robar por aquí”- pregunta el personaje con la imagen de la presidenta. Luego aparece el mensaje ‘Dilma salió del grupo’.

Pocos días antes del impeachment 35 mil brasileños compartieron una foto falsa de Dilma en la que aparecía siendo niña junto a Adolfo Hitler con comentarios como si fuese real.

En marzo de 2014, el edificio World Trade Center en São Paulo fue sede del Congreso Brasileño de Encuestas, que reunía especialistas en datos estadísticos. En una mesa organizada por Emy Shayo, analista del banco J.P. Morgan, empresarios, periodistas y profesionales del marketing se dedicaron a discutir las debilidades de la campaña petista y como enflaquecerla. Entre las conclusiones obtenidas se reconoce que Petrobras, gigante estatal símbolo para los brasileños, era un tema para páginas económicas y no para el ‘bajo pueblo’ y que las protestas contra la Copa a realizarse pocos meses después, podían desestabilizar al gobierno siempre que se alcance el público deseado.


CONTINUARÁ….

POR MAURICIO BECERRA REBOLLEDO

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