viernes, 4 de marzo de 2016

LAS SOMBRAS DE CORRUPCIÓN, LAVADO DE ACTIVOS Y LOBBIES SOBRE ESTOS CANDIDATOS A LA PRESIDENCIA DEL PERÚ



Semanas nos separan de la primera vuelta electoral para elegir al siguiente presidente de la República y a los parlamentarios, y no es extraño vernos nuevamente entre la espada y la pared, en la conocida disyuntiva de buscar al menos peor, ante la resignada interrogante de elegir a un malo conocido o a un malo por conocer, con la improvisada expectativa del mesiánico candidato u outsider que nos libre de todo mal.

Por más que uno trate de ser objetivo y limitarse a analizar planes de gobiernos, propuestas específicas y conformación de equipos técnicos, ver y conocer la “trayectoria” de algunos candidatos que puntean las encuestas adelanta un panorama desalentador y sombrío. Espero equivocarme, pero ya he vivido bastante como para esperar milagros de esta clase política.

Comenzamos el resumen de los cuestionamientos públicos con Keiko Fujimori, ex primera dama e hija de Alberto Fujimori, expresidente (1990-2000) condenado por delitos de usurpación de funciones, peculado, homicidio y tortura. No obstante, el cuestionamiento actual a la mencionada candidata apunta al financiamiento de sus estudios en el extranjero, hecho no esclarecido porque el delito de enriquecimiento ilícito fue archivado por la Fiscalía y el de receptación prescribió. Asimismo, se cuestiona la falta de transparencia en el financiamiento de su campaña electoral y el presunto aporte de personas naturales y jurídicas de dudosa reputación. A ello se suman las investigaciones por delitos de lavado de activos contra uno de los congresistas de su partido.

César Acuña, exalcalde de Trujillo, tiene un hermano como presidente regional, otro hermano y un hijo como congresistas. Es además un empresario vinculado a la educación universitaria. Su candidatura no sólo se enturbia por la gama de investigaciones y procesos judiciales por la presunta comisión de delitos contra la administración pública, tales como enriquecimiento ilícito, negociación incompatible, abuso de autoridad, entre otros, sino que aún existen dudas acerca del origen de su cuantioso patrimonio familiar, lo que ha justificado la existencia de una investigación por el presunto delito de lavado de activos a cargo del Ministerio Público.

Pedro Pablo Kuscynski, exministro de Economía en el gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006), tildado de lobista sin escrúpulos por el periodista César Hildebrant. Su principal cuestionamiento no es que en las elecciones presidenciales del 2011 haya intentado sorprender a la población con su voceada renuncia a la ciudadanía estadounidense, sino que –conforme a la denuncia del Congresista Manuel Dammert– habría traído a la empresa estadounidense Hunt Oil al Perú, le habría confeccionado el diseño financiero del proyecto y, una vez en el cargo de ministro de Economía, habría beneficiado a dicha empresa privada para que exportara el gas de Camisea pese a los problemas de desabastecimiento de gas para el Perú.

Alan García, expresidente (1985-1990 y 2007-2011). Pese a que tras su primer gobierno lo persiguieron denuncias por atentados contra derechos humanos, actos de corrupción y enriquecimiento ilícito, la prescripción terminó favoreciéndolo y retornó al Perú para ganar la presidencia por segunda vez. Hechos graves como el conocido caso “petroaudios”, la tragedia del “baguaso”, los escandalosos “narcoindultos” y su identificación con el neoliberalismo encubierto de centroizquierda terminaron convirtiéndolo en uno de los candidatos con mayor rechazo en el país. Aún siguen vivos los cuestionamientos acerca del origen de su patrimonio.

Más allá de temas anecdóticos con ribetes de escándalo que empapan a los candidatos, debemos de prestar mucha atención a las sombras que sobre presuntos delitos de corrupción y lavado de activos existen, pues –aunque en apariencia a un grueso de la población no les importa o no les resulta determinante para definir su voto– constituyen hechos gravísimos que afectan perniciosamente a los ciudadanos.

Los delitos contra la administración pública1 son aquéllos que afectan el normal y correcto funcionamiento del Estado y abarca conductas tales como el peculado (apropiación o uso indebido de caudales o efectos públicos), la colusión (la puesta en acuerdo entre funcionario público con un empresario para defraudar al Estado en una licitación pública), la negociación incompatible (beneficiar indebidamente a un postor en un procedimiento de contratación con el Estado), cohechos (sobornos y coimas), enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, etc. Este tipo de delitos es un grave flagelo para nuestra sociedad y es la principal causa por la cual la población no obtiene los servicios básicos que necesita y el país se mantiene en bajo niveles de progreso.

De otro lado, el delito de lavado de activos2, en simples términos, implica un conjunto de actos o procedimientos, a través de los cuales se convierte, transforma, administra, custodia, oculta o traslada activos provenientes de delitos previos como narcotráfico, corrupción, trata de personas, extorsión, defraudación tributaria, etc. Este delito genera graves perjuicios para la estabilidad económica del país, afecta la confianza en el sistema financiero, contribuye al avance de la criminalidad organizada, entre otros bien jurídicos tutelados. Este delito es cometido con el objetivo de ingresar [lavar] dinero, bienes muebles o inmuebles y demás activos a la economía formal bajo la apariencia de licitud o formalidad. Todo ello con el objetivo de disfrutar lo obtenido por la comisión de otros delitos anteriores.

Como ciudadanos debemos de exigir que el futuro gobernante no tenga siquiera indicios encima sobre delitos tan graves, pues no debe permitirse la posibilidad que, en caso se corroboren las sospechas, lleguen al poder del gobierno pues el riesgo de poner las arcas del Estado y las necesidades de una sociedad en malas manos sería desastroso y significaría el estancamiento del país en el subdesarrollo.

1Véase: Véase: FERREIRA DELGADO, Francisco (1995) Delitos contra la administración pública. 3° edición, Bogotá, Temis // ROJAS VARGAS, Fidel (2007) Delitos contra la administración pública. 4° edición, Lima, Grijley // SALINAS SICCHA, Ramiro (2011) Delitos contra la administración pública. 2° edición, Lima, Grijley.
2Véase: Decreto Legislativo N° 1106 – Decreto Legislativo de lucha eficaz contra el lavado de activos y otros delitos relacionados a la minería ilegal y crimen organizado // VI Pleno Jurisdiccional sobre lavado de activos, emitido por las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de la República. Acuerdo Plenario N° 3-2010/CJ-116. Fundamento 7°. Publicado el 15 de diciembre // GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino (2009). El Delito de Lavado de Activos. Criterios Sustantivos y Procesales. Análisis de la Ley N° 27765. Jurista Editores E.I.R.L. Segunda edición. Lima // PRADO SALDARRIAGA, Víctor (2007). Lavado de activos y financiamiento del terrorismo. Grijley. Lima.


Escrito por: Christian Salas Beteta Ex procurador anticorrupción

No hay comentarios:

Publicar un comentario